jueves, 4 de junio de 2009

Jueves

Abrí los ojos. Misma cama, misma habitación y misma vida, y eso me gustaba. Sonreí y me levanté. No sé porque pero hoy estaba de muy buen humor. Me puse un vestido que encontré por mi armario. Era de color beige con un lazo blanco por debajo del pecho. Desde principio de verano que no me lo había puesto. No es que no me gustara, pero nunca me sentía demasiado bien como para ponérmelo. Pero hoy era el día.
Fui a la cocina. Mi madre estaba hablando con Carla, pero cuando entré ambas se callaron. “Me voy, Leire” dijo mi madre mientras me daba un beso. Le hice un gesto a mi hermana para saber de lo que habían estado hablando. Ella solo movió la cabeza de un lado para el otro.
Isaac bajó con los cascos en una mano, pero los dejó en el suelo ya que Carla nos dijo que hoy se iba a venir con nosotros, por lo que no podíamos coger la moto para ir al instituto.
Cuando cogí la cartera de mi habitación, vi que la cremallera estaba abierta. Me di cuenta que dentro estaba la diadema que ayer me había dado Fanny. Me pegaba con el vestido, por lo que me la puse en la cabeza tirando mi flequillo para atrás y dejando suelta mi larga melena rizada.
Bajé al vestíbulo, y allí estaban mis dos hermanos esperándome.
- ¿Y esa diadema, Leire? – me preguntó extrañada Carla. – Es igualita que la que hay en aquella tienda del centro comercial.
- Si, es que me la compré allí ayer. – mentí.
- Me gusta. – sonrió. – algún día me la tendrás que dejar, enana.

Salimos de casa y nos dirigimos hacia el instituto. Carla, durante todo el camino, nos estuvo contando lo que nuestra madre le había estado diciendo. Le había pedido perdón, porque había reconocido que se había pasado. También nos dijo que le había dicho que comprendía que los jóvenes de hoy en día bebiéramos de vez en cuando, pero que debíamos controlar hasta que punto. Por eso, no quería volver a verle a ella, ni a ninguno de nosotros, en esas condiciones. Lo entendí.
Cuando llegamos cada uno se fue para su clase. Cuando entré en clase no había nadie allí. Me pareció algo raro ya que a esas horas normalmente en clase estaba casi todo el mundo. No sabía donde se podía haber metido todos mis compañeros. En ese instante mi móvil empezó a vibrar en mi mochila. Lo saqué y vi que era un mensaje de Edgar.
"Leire, estamos en el salón de actos. Ayer nos dijeron que fuéramos en la 1º hora porque nos iban a dar una charla, pero como no estabas…por cierto, ¿dónde te metiste? Un beso preciosa."
¿Una charla? ¿Sobre qué? Sería de los mismos temas de siempre: sexo, drogas…seguro que no me equivocaba. Lo raro es que mis amigas no me hubieran llamado para decirme, ¿o sí? Seguramente se lo habría dicho Nanni a Isaac cuando llamó la tarde anterior para preguntar por mi estado de salud.
Salí de clase y fui directamente hacia el salón de actos. Estaba en la otra punta del instituto, por lo que tarde algo de tiempo en llegar. Cuando llegué por fin, la puerta estaba cerrada. Ahora tendría que tocar a la puerta y abrir. Eso fue lo que hice.

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