jueves, 2 de diciembre de 2010

No estoy muy segura de lo que estás diciendo.

Las tres juntas nos fuimos hacia el banco que solíamos ir a menudo.

- ¿Por qué te ha dado hoy por venir al banco? - me preguntó Nanni.
- Pues porque me apetece. Hace tiempo que no estamos aquí las tres solas hablando de nuestras cosas.
- A ti te pasa algo. - dijo de repente Auro mientras me miraba directamente a los ojos.
- ¿A mi? De eso nada. Solo que me apetece que estemos juntas, sin novios por en medio.
- Me gustaría verte a ti si tuvieras novio.
- Seguramente estaría igual que vosotras, o quizá peor, quién sabe. - sonreí.
- Bueno... ¿Y de qué quieres hablar? - dijo Nanni mientras se sentaba en el banco, ya que era la única de las tres que aún permanecía de pie.
- No sé... Ayer quedé con Dani y fuimos al Tomato a tomarnos algo. Y estando allí me encontré con Mark.
- ¿Con Mark? ¿Y qué es lo que te dijo?
- Nada en especial. Se acercó a nuestra mesa a saludarnos.
- ¿Y qué es lo que dijo Dani cuando Mark se acercó a la mesa? - preguntó Auro intentando averiguar como había actuado su primo ante esa circunstancia.
- ¿Dani? Dani no dijo nada. Además... ¿Qué va a decir? Me dejó muy claro que no quería nada conmigo, que solo me veía como a una amiga.
- Ya... - dijo Auro.
- Te juro que es lo que me dijo.
- Si yo no te digo que tú me estés mintiendo, pero estoy casi segura de que mi primo no está diciendo toda la verdad.
- La verdad, es que ahora que lo dices, Dani quería decirme algo pero no se atrevió a hacerlo.
- Y yo te diría por qué. Vio a Mark y pensó que él ya no tenía nada que hacer frente a él y por eso te dijo que solo te veía como a una amiga nada más.
- No sé... No estoy muy segura de lo que estás diciendo, Auro. No creo que Dani sea así.
- Bueno... Tú piensas lo que quieras. Yo solo te digo que conozco a mi primo y sé como es y como actúa ante ciertas circunstancias.


Tocó el timbre para que volviéramos a la clase. Nos levantamos del banco y nos dirigimos hacia nuestra clase, pero antes pasamos por la cafetería para que mis amigas pudieran ver a sus respectivos novios.

Entramos en clase y me senté con Cynthia. Ella estaba muy contenta. Se le notaba que ya estaba bien con Ben, y yo también estaba más tranquila, porque sabía que el sábado no iba a coquetear con Mark. Ese chico me estaba creando más comeduras de cabeza de lo que me habría podido imaginar. Sonreí para mis adentros. "Pero es que es tan guapo..." pensé.

El resto de las clases pasaron muy rápido. A penas me enteré. Eso era bueno, porque había días que parecía que las clases duraban siglos, y no estaba exagerando.
Recogí las cosas de encima de la mesa, y después de despedirme de Cynthia, fui hacia la mesa donde estaban mis amigas. Siempre eran de las últimas en salir. Eran demasiado lentas.

- Leire. - oí que alguien detrás mía me llamaba. Era Cynthia.
- ¿Qué ocurre? - le dije.
- Era para decirte que a lo mejor esta tarde te llamo para quedar y nos vamos por ahí a dar una vuelta o al Tomato, donde quieras.
- Vale, por mí bien. ¿Tienes mi número?
- Sí, se lo pedí el otro día a tu hermana.
- Vale, pues si te apetece quedar me llamas.
- Vale. Y si quieres dile a Nanni y Auro si se quieren venir, que a mi no me importa.
- Ok Cynthia.
- Hasta luego cariño. - me dio un beso en la mejilla y se fue andando con su peculiar movimiento de caderas.


Miré hacia donde estaba Ben, ya que aún estaba en clase, y vi como le desnudaba con la mirada. Le sonreí. Él hizo lo mismo. Sabía perfectamente por qué sonreía.

Cuando salí de clase, me quedé en la puerta del instituto esperando a Isaac para irnos a casa. Pero en ese momento salió Edgar, solo, sin Fanny. Miré hacia otro lado. No quería toparme con su mirada, pero no lo conseguí porque se puso al lado mío apoyado en la pared de la puerta del instituto como si estuviera esperando a alguien. Seguramente ese alguien era Fanny. Me giré para mirarlo. Él no desvió la mirada, sino todo lo contrario. Resoplé. ¿Pero por qué hacía eso? Tenía esa curiosidad. Quería saberlo, y tarde o temprano lo iba a averiguar. Intentaría enterarme en el botellón del sábado. Necesitaba saberlo.

Fanny no tardó en salir. En cuanto me vio, me miró de arriba abajo con una mirada como si me perdonara la vida. Pero no se deparó mucho en mí. En cuanto vio a Edgar se abalanzó literalmente sobre él y le dedicó uno de sus mejores besos. Yo no quería verlos, por lo que desvié la mirada hacia otro lado deseando que Isaac saliera lo antes posible para irnos a casa y no tenerlos que ver más. Y, al parecer, mi hermano escuchó mis plegarías y no tardó en salir. ¡Menos mal!

Después de comer, me subí a mi habitación. A pesar de que era viernes y de que la semana, por fin, había acabado, hice los deberes para el lunes. Pronto empezarían los exámenes y quería estar preparada. No quería empezar a ir mal en los estudios. Siempre había sido una buena estudiante, y no iba a cambiar. Además, si mi madre empezaba a ver que mis notas bajaban de repente, lo atribuiría a las salidas entre semana, y haría que eso se acabara rápidamente. Y no quería que ocurriera por nada del mundo.

De repente, una llamada a mi móvil me sobresaltó. “Seguro que es Cynthia” pensé. Me levanté corriendo de la mesa en la que estaba haciendo mis ejercicios de matemáticas y cogí el móvil que estaba aún en mi mochila. Un número que no conocía estaba parpadeando en la pantalla.


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