martes, 15 de septiembre de 2009

Paréntesis*

Hola a todos. Siento deciros esto: hace dias que no publico ninguna entrada, pero no os precupeis, que este comunicado no es para comentaros (ni mucho menos) que dejo el blog, ni nada por el estilo. Escribo este párrafo para deciros que llevo unos días en los que estoy un poco decaida, por algunos problemillas que he tenido en mi vida personal, y estoy un poco triste y sin ganas de hacer nada. Además, me he quedado un poco estancada con la novela. LLevo un par de capítulos por delante de este último, pero no sé como seguir. Tengo muchas ideas en la cabeza, pero no me expreso como quisera. Me ha venido todo de improvisto, y estoy un poco preocupada. Espero que sepais entenderlo. Espero seguir con el blog lo antes posible, si puede ser la semana que viene. Me apetece mucho seguir con la novela para que todos vosotros podais leerla. Y es que son vuestros comentarios los que me alegran, y los que me dan energía para seguir con todo esto. MUCHAS GRACIAS A TODOS. SIEMPRE CON VOSOTROS. LEIRE. PD: el blog de Jess (que actualizo yo porque ella no tiene internet) también estará parado durante un tiempo. Siento las molestias.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Demasiados líos.

En ese momento no había nadie, y podría ver la tele o alguna película sin que nadie me molestara. Al encender la televisión, y no ver ningún programa que me interesara, miré entre las diversas películas que tenía cerca del DVD. De repente vi una que hacía tiempo que no veía. Era mi preferida, y siempre que estaba en momentos difíciles me gustaba verla. Cogí “Un paseo para recordar” y la puse en el DVD. Me fui a hacer palomitas a la cocina. Cuando me estaba acomodando para ver tranquilamente la película, vi como Carla bajaba las escaleras a penas sin hacer ruido.
- ¿Dónde vas? – le dije cuando estaba a punto de salir. Oí como maldecía, y vino al comedor.
- Voy a salir. – contestó.
- Eso ya lo sé, pero te he preguntado a dónde.
- ¿Qué más te da? – me giré y le di al play para que la película comenzara.
- Bueno, era por si venía Eric. ¿Qué le digo? ¿Qué estás en casa de Hugo? – sabía con certeza que iba a ir a casa de Hugo, porque minutos antes me lo había dicho Auro por el Messenger.
- Maldita enana. – dijo en voz baja, pero suficiente alta como para que yo lo oyera.
- Lo sé. Me entero de todo.
- ¡Que te den!

Salió del comedor y de casa algo enfadada. Si una chica va a casa del chico con el que tan solo se ha liado una vez, es porque de verdad le gusta. Lo que no entendía era por qué se iba con Eric de vez en cuando si le había empezado a gustar Hugo.
Empecé a ver la película. Cuando estaba a mitad, alguien llamó al timbre. Puse la película en pausa y salí a abrir algo cabreada. No me gustaba que la gente me interrumpiera cuando estaba viendo algo en la televisión. Pero cuando abrí la puerta, la cara me cambió. Vi el rostro de Dani, ese chico que desde el primer momento me había tratado tan bien.
- ¡Dani! – le di un abrazo.
- Hola Leire, ¿cómo estás? Espero que mejor porque el sábado llevabas una encima…
- Lo sé. No me hagas recordar cosas del sábado, anda. Pasa, pasa. No te quedes en la puerta. – se sentó en el sofá del comedor.
- ¿Viendo una película?
- Bueno…sí…intentando verla.
- Lo siento. – dijo agachando la cabeza.
- No te preocupes, que no pasa nada. Me la sé ya de memoria. Oye, ¿te apetece algo?
- No, solo he venido a ver a tu hermano.
- Si, espera, voy a llamarlo. O mejor, ves a su cuarto. Está en el ordenador.
- Seguro que está buscando webs de chicas sin ropa.
- No me extrañaría. – los dos nos empezamos a reír.

Dani subió al cuarto de mi hermano, y yo seguí viendo la película. Pero de pronto, alguien llamó de nuevo al timbre. Me levanté algo más mosqueada que la primera vez, y recé porque no fuera Edgar. Se pasa tardes enteras en casa con mi hermano y Ben. Isaac siempre tenía visitas, y estaba acostumbrada a ver chicos guapos vagueando por mi casa. Pero cuando abrí la puerta vi a Dafne.
- Hola Leire, ¿está tu hermana por ahí? – me preguntó.
- No, no está. No sé donde puede estar. – decidí no decir que estaba en casa de Hugo por si Carla quería mantenerlo en secreto.
- Vaya, pensé que al ser lunes no saldría por ahí. Pero ya veo que no pierde comba. Bueno, supongo que estará con Eric.
- Si, supongo. – “Que ingenua eres, Dafne” pensé.
- Bueno, pues muchas gracias. Ya hablaré con ella mañana en clase. Hasta luego.
- Adiós. – cerré de un portazo.

Por fin pude ver el final de la película tranquila. Quité todo, y subí a mi cuarto, pero antes de entrar en él me dieron unas ganas tremendas de ir al baño. Pasé por delante de la puerta de la habitación de Isaac y oí como él y Dani estaban hablando de algo que parecía muy interesante. Nunca solía hacer ese tipo de cosas, pero esta vez decidí ponerme cerca de la puerta para ver lo que tramaban.
- ¿Entonces bien? – oí como decía Isaac a Dani.
- ¿Bien? ¡Eso fue más que bien! Tío, no te puedes imaginar lo que es estar con ella. Está tremenda, y besa de miedo. – estaban hablando de una chica, eso estaba claro. Al parecer, Dani se había liado con alguien en la fiesta del sábado. Lo que faltaba ahora era enterarse de quien había sido la afortunada.
- Lo sé, lo sé. He de recordarte que yo también he estado liado con Dafne - ¡Increíble! Dani se había liado con Dafne en la fiesta del sábado. Ya era lo que me faltaba por oír.
- Bueno, ¿y qué me han dicho? ¿Qué tú te liaste con Auro?
- Si, tío. No sé que tiene esa chica, pero me vuelve loco, de verdad. – sin querer evitarlo me salió una sonrisita de mis labios. Mañana se lo contaría todo a Auro. – Ese pelo rubio cayéndole sobre su cara, y esos ojos azul claro que me hipnotizan…
- Uy, uy, uy… - oí que le decía Dani. – Creo que nuestro pequeño Isaac se está pillando por esa chica.
- Cállate, inútil. – oí como se enzarzaron en la típica pelea de chicos.

Cuando salí del baño, me topé con mi madre. Ya tenía mejor cara, pero prefería estar en cama todo lo que quedaba de día, ya que tenía miedo de que tuviera otra recaída. Lo comprendí. Le dije que no se preocupara de nada, que ya me encargaría yo de preparar la cena. Ella sonrió orgullosa de mí.

Las nueves menos cinco. Ya era hora de ir preparando la cena. Como no tenía muchas ganas de cocinar, busqué por la cocina comida precocinada, para no tener que guisar. Encontré una pizza preparada, que solo tenía que calentar. Sin pensármelo mucho más, la metí en el horno para que se fuera haciendo.
Mientras preparaba la mesa, bajaron Isaac y Dani de la habitación de mi hermano. Le invité a Dani a que se quedara a cenar, pero él vio conveniente irse. Yo lo entendí. Se despidió de los dos, y desapareció por la puerta. Poco después, mi hermana hizo acto de presencia en la cocina. Acababa de llegar de casa de Hugo. Isaac y yo la miramos, pero no mencionamos nada al respecto. Nos sentamos todos en la mesa. Ambos agradecieron que hubiera hecho yo la cena esa noche.
- Carla. – empecé diciéndole a ella. – Ha venido Dafne y me ha dicho que tenía que hablar contigo de algo, pero que como no estabas, que ya te lo dirá mañana.
- Gracias por decírmelo. Ahora después de cenar la llamaré haber que quiere. Por cierto… - tardó unos segundos en seguir la frase. - ¿No le habrás dicho que estaba en casa de Hugo, no?
- ¿Estabas en casa de Hugo? – preguntó mi hermano sorprendido.
- Joder, ¿qué no lo sabías? Mierda. Siempre la cago. – dijo Carla mientras le pegaba un bocado a su trozo de pizza.
- No, no lo sabía. Me parece a mí que demasiada confianza te estás tomando con Hugo. – Isaac cogió el último trozo de pizza que quedaba en el plato.
- ¿Confianzas? Ninguna. Desde hace varios años que somos amigos, pero ahora…
- No sigas. – rogué. – ¿Eric lo sabe?
- ¿Eric? No, no creo. Seguro que él también se lió con alguien en la fiesta.
- Puede ser. – contestó Isaac.
- Claro que puede ser, como que estoy segura de ello.
- Piensa mal y acertarás. – dije. Carla me miró, pero no dijo nada al respecto.

Recogimos la mesa y nos fuimos a acostar. Necesitaba descansar. Estaba demasiado preocupada con todo lo del lio de Edgar. Esperaba arreglarlo todo pronto.




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PD: Muchísimas gracias por todos esos comentarios que he recibido en la entrada anterior. Los he visto esta mañana, y enseguida se ha dibujado en mi cara una gran sonrisa. Muchas gracias a todos. Por cierto, seguiros pasando por el blog de mi amiga Jess.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Agobio.

Sin duda era la de Fanny.
“En el patio te espero en los baños de las chicas. Necesito hablar contigo y creo que sabes a lo que me refiero. Fanny”
Miré hacia el lado en el que se encontraba Fanny. Ella me dirigió una de sus sonrisas malévolas. Le pasé la nota a Nanni y después a Auro. Ellas pensaron que lo mejor era no acudir a la cita, pero si no me presentaba significaba que era una cobarde. Además, debía hacer frente a la apuesta que habíamos mantenido entre Fanny y yo.
A penas me percaté de las tres clases siguientes. Salí decidida hacia los baños de las chicas. Les dije a mis amigas que no se preocuparan por mí. Fanny no era capaz de ponerme una mano encima, además, no tenía motivos ya que era ella la que había ganado la apuesta. Ellas lo entendieron y se dirigieron hacia el recreo, después de advertirme un par de veces que tuviera cuidado.
Respiré hondo y entré en el baño de las chicas. En él estaba Fanny fumándose un cigarro. Siempre que estaba nerviosa lo hacía.
- Pensaba que no ibas a venir. – me dijo apagando el cigarro.
- Pues ya ves, aquí estoy.
- Creo que sabes para que te he citado aquí, ¿no? – dijo orgullosa.
- No, dímelo tú.
- Claro que te lo voy a decir yo. Cómo pudiste observar, y sé que lo viste porque te vi entrar en la habitación, el sábado me lié con Edgar. Por lo que la apuesta la he ganado yo. Así que no quiero verte cerca de Edgar, ¿entendido? Porque si no te vas a enterar de quien es Fanny, ¿vale? ¿Te ha quedado todo claro o tienes alguna pregunta?
- Todo claro, Fanny. Como el agua. – sin mediar ninguna palabra más, salí del baño.

Me dieron ganas de llorar, pero no lo hice por miedo de que alguien me pudiera ver. No quería parecer débil, ni mucho menos. Debía de ser fuerte y echarle valor a los problemas. Fui yo la que acepté el reto, y cuando una lo pierde, se tiene que hacer cargo de las consecuencias. Yo misma me lo había buscado.

Salí al recreo. Con la mirada busqué a mis amigas. Como no las encontré supuse que estarían en la cafetería, que era el último sitio al que me apetecía ir. Me dirigí hacia allí con la cabeza agachada rezando para que Edgar no estuviera allí. Pero nada más entrar, él me vio y se levantó de la silla casi corriendo para hablar conmigo.
- Leire, necesito hablar contigo. No sé por qué me has contestado de esa manera esta mañana. Necesito que me expliques…
- Mira Edgar, yo también necesito que me expliques muchas cosas, y no te pido aclaraciones. Así que por favor, déjame en paz, ¿vale?
- Pero Leire… - dijo mientras me dirigía a la mesa donde estaba todos. No le presté atención.

Me senté en la mesa. Enseguida vino Edgar y se sentó en la silla que momentos antes estaba ocupando. No quería hablar con él. No quería que me pidiera explicaciones, cuando era él el primero que me tenía que aclarar varias cosas. Pero no quería saber nada de él. Y menos después de que Fanny me hubiera amenazado. No es que le tuviera miedo, pero si un poco de respeto. Sabía lo que era capaz de hacer, ya me lo había demostrado.

Después de que todas las clases terminaran, me encontré con mi hermano cerca de la moto, y los dos nos fuimos a casa. Cuando llegamos, Carla ya se encontraba allí. Fui hacia la habitación de mi madre. La encontré tumbada en la cama, tapada y con un trapo mojado en la cabeza.
- ¿No estás mejor, mamá? – le pregunté algo preocupada.
- Si, cariño. Lo que pasa que tengo algo de frio y un poco de fiebre. Pero nada, esto es la simple gripe de vuelta al otoño. Pero nada, esto se pasa con unos días de cama.
- Eso espero, mamá. Por cierto, ¿has comido ya?
- Sí. Antes de que vinierais me comí una sopa. Pero muchas gracias por preocuparte por mí.
- De nada. – le sonreí.

Bajé al comedor. Mis hermanos estaban poniendo la mesa. Les ayudé, y puse la comida encima de ésta. Carla, que fue la primera en sentarse, empezó una conversación que a mí no me agradó nada.
- Oye, ¿os habéis enterado de que Edgar se lió el sábado con Fanny?
- Sí, claro que lo sé. – dije yo mientras tocaba los guisantes con el tenedor.
- Ya sabía yo que a él aún le gustaba la tonta esa. Mira que le tengo rabia…
- Pues a mí me han dicho que Hugo también se lió con alguien, lo que pasa que no me han dicho quién. – enseguida Isaac me dirigió una mirada fulminante.
- ¿Sí? – preguntó Carla intentando disimular y salir airosa de la situación.
- Si. Quizá… ¿fuiste tú?
- … Puede ser. – Carla soltó una risita nerviosa. - ¿Y cómo te has enterado tú, enana?
- ¿Y a ti quién te ha dicho lo de Edgar? – agachó la cabeza y los tres continuamos comiendo sin mediar palabra.

Subí a mi cuarto en cuanto recogimos la mesa. Me encerré en mi habitación y puse la radio. La música siempre me aliviaba y hacia que por unos instantes olvidara parte de mis problemas.
Encendí el ordenador. Necesitaba hablar con mis amigas por el Messenger. Estaba Auro conectada. Mientras hablábamos, oí el típico sonidito que hace el programa cuando alguien te ha enviado una invitación para que le agregues. Vi la dirección. Sin duda era la de Edgar. Estuve pensando durante unos segundos si debía aceptar la invitación o no, pero después de consultárselo a mis amigas, decidí aceptarla. Enseguida me habló.
- Leire, soy yo Edgar.
- Ya, me lo he imaginado…por tu dirección de correo, más que nada. ¿Quién te ha dado mi Messenger?
- Ha sido tu hermano. Estaba hablando con él ahora, y se lo he pedido. Necesito hablar contigo, Leire. Es muy importante.
- Edgar, ya te lo he dicho esta mañana. No tengo nada de qué hablar contigo. Déjame en paz y no me agobies más, por favor.
- ¿Agobiarte? ¿Por qué? Por querer hablar con la chica que me gusta.
- ¡Ay va! Ahora resulta que soy la chica que te gusta…vaya… Pues el sábado no parecía eso, ¿no?
- ¿Por qué lo dices?
- ¿Cómo que por qué lo digo? Joder, porque te liaste con Fanny.
- ¿Qué me estás contando? De eso no me acuerdo.
- Venga, ahora no me vengas con que ibas muy borracho, y no te acuerdas.
- Pues te va a sonar a excusa, pero la verdad es que sí. Bebí demasiado, y también fume bastante, y de parte de la tarde no me acuerdo de nada.
- Mira, Edgar. A lo mejor con otras tías te funciona esa coartada, pero conmigo no. Así que, déjame ya en paz.

Cerré el Messenger. Enseguida llamé a mis amigas para decirles porque me había ido sin despedirme. Ellas lo entendieron. Salí de mi habitación directa a la de Isaac. Llamé a la puerta, y antes de esperar a que me contestara, entré.
- ¿Por qué le das mi Messenger a Edgar? ¿Quién te ha dado permiso para que se lo dieras?
- Oye, oye… baja esos humos, enana. Él me lo ha pedido, y yo, como amigo, simplemente se lo he dado, nada más. No haberle aceptado. ¡A mí qué me dices! No me ralles con tus problemas. Si estás enfadad con él, ya te las apañarás tú solita.
- Tienes razón, Isaac. Lo siento, perdóname. Estoy algo alterada desde la fiesta.
- Lo sé. Ya me he dado cuenta. No pasa nada, te entiendo. Yo también estaría tan susceptible si veo al chico que me gusta que se está liando con mi peor enemiga. – hice una mueca. Él se levantó y me dio un abrazo. – No te preocupes, enana. Sabes que me tienes aquí para lo que necesites.
- Lo sé. Gracias Isaac. – le di un beso en la mejilla.

Salí de su cuarto y me fui al comedor.

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PD: Hoy a parte de recomendaros, como siempre, el blog de mi amiga Jess, me gustaría que os pasarais por el blog de una muy buena amiga mia. Su nombre es Sara, y escribe una magnífica novela llamada "Burnin'up" Me gustaría que os pasarais, porque no vais a perder el tiempo, y conforme vayais leyendo la novela os quedareis prendidos de sus personajes y enamorados de la forma en la que Sara narra las historias que la protagonista Gabrielle vive. Quiero dar las gracias a toda esa gente que me comenta todos los días. Gracias a VOSOTROS sigo escribiendo. Porque, aunque no os lo creais, es mucho más duro seguir con la novela si ves que la gente no te escribe. Y veo que, poco a poco, la gente que me comenta es menor. Eso entristece mucho.

martes, 8 de septiembre de 2009

El no deseado lunes.

El despertador empezó a sonar como un poseso. Intenté apagarlo un par de veces pero sin éxito, por lo que lo cogí y lo metí debajo de la cama. “Imposible que sea ya la hora de levantarse” pensé mientras me sentaba en el borde de la cama.
Después de ducharme y arreglarme, como hacía cada día, me fui a la cocina. Mi madre estaba en ella. Era algo extraño, ya que se solía ir minutos antes de que yo bajara a la cocina. Casi nunca la pillaba.
- ¿Y eso que aún estás aquí, mamá? – me extrañó mucho encontrarla en pijama.
- No he pegado ojo en toda la noche. He dormido muy mal. Y es que he estado casi toda la noche con fiebre y no me encuentro muy bien. He llamado al trabajo y les he dicho que hoy no podré ir. - ¡que morro! Yo también quería quedarme en casa, y en la cama. No porque tuviera sueño, sino porque no me quería enfrentar a lo que pudiera pasar.

Bajaron mis hermanos. Enseguida me preguntaron que cómo me encontraba. Aún tenía el estómago revuelto, pero ya estaba mucho mejor. Carla hizo una serie de comentarios, al que yo no pillé la gracia, pero Isaac se las rió.
Nos despedimos de mamá y salimos de casa. En la puerta ya estaba Eric, como todas las mañanas. “Pero si se ha liado con Nanni, ¿cómo puede ahora venir aquí a por Carla” pensé. No lo llegaba a entender. ¿Cómo se podía estar con una chica e ir todos los días a por otra para ir a clase? Como bien me había dicho Nanni en la fiesta, sabía que lo de Eric tan solo había sido un rollo sin más importancia. Carla y él estaban destinados a estar juntos, y nada de eso iba a cambiar. Nanni, aunque no quisiera, no sería capaz de separarlos. Me pregunté si Carla sabía que Nanni se había liado con Eric. Supuse que no tendría ni idea, pero seguro que él se lo contaría. A lo mejor hoy no, pero con el paso de los días seguro que acabaría contándoselo. Y si no, ya me encargaría yo de que Carla se enterara. No deseaba que mi hermana sufriera, pero estaba harta de que se creyera la mejor y tratara a los demás de inferiores y les mirara por encima del hombro. Además, seguro que Carla no se sentiría muy afectada al saber el rollo entre Nanni y Eric.
Isaac, al ver que Carla se iba en el coche con Eric, entró en casa a coger los cascos de la moto. De camino a ella, Isaac me dijo:
- Te voy a contar una cosa, pero no quiero que se la cuentes a nadie. – eso me sonaba muy raro.
- Vale. – dije montándome en la moto.
- ¿Pero quiero que me lo prometas? – dijo mientras él se subía también.
- Que si, pesado. Te lo prometo. ¿Qué es? ¿Qué te gusta Auro? Eso ya lo sabía inútil. – me puse el casco.
- Estás tonta. No. No es eso.
- ¿Entonces? – levanté la visera del casco.
- ¿Tú sabías que Carla se lió en la fiesta con Hugo?
- ¿¡HUGO!? – grité. - ¿El hermano de Auro?
- Si, si. El hermano de Auro, el mismo.
- No puede ser. Yo no los vi.
- Claro, porque ya se guardaron de que no lo vieran nadie. Lo que pasa que ayer me lo contó Carla, pero como secreto. Pero he pensado que deberías saberlo, por si querías hacer algo al respecto.
- ¿Algo al respecto? ¿A qué te refieres, Isaac? No te sigo. – dije sin entender nada.
- Joder enana, estás espesita hoy, ¿eh? Lo digo por si querías decírselo a Nanni. Sé que ella se lió con Eric, y a lo mejor quiere utilizarlo en contra de Carla o algo.
- Sé lo voy a contar a Nanni porque creo que tiene que saberlo. Pero no creo que ella lo utilice en contra de Carla, porque hemos de recordar que Eric tampoco se ha comportado del todo bien, ¿no?
- Hombre, en verdad ninguno lo ha hecho mal, porque ellos ya no están juntos.
- Cierto.

Isaac arrancó la moto. No me podía creer que mi hermana se liara con Hugo. No es que Hugo no fuera guapo, o no estuviera a la altura de Carla, ni mucho menos. Pero no pensaba que él fuera como los demás. Si Hugo se había liado con mi hermana, estaba prácticamente segura de que Dani también había estado con alguien. Desde siempre Dani me había caído muy bien, y me interesaba conocerlo más a fondo. No quería tener nada con él, pero lo veía como un buen amigo que siempre estaba ahí para cualquier cosa.

En un par de minutos llegamos al instituto. Isaac aparcó la moto en la plaza en que solía dejarla. Le di el casco, me despedí de él y me dirigí hacia clase. Estaba nerviosa. Las piernas me temblaban. Sabía que hoy me iba a encontrar con Fanny y también con Edgar. No quería enfrentarme a ellos, pero había que hacerlo. Debía ser fuerte y tener valor.
Respiré hondo un par de veces y entré en clase con paso decidido. Edgar ya estaba en la mesa de siempre con Ben. A penas sin mirarlo, me dirigí a mi mesa. Me senté y saqué las cosas de la mochila. Quería que Edgar me viera entretenida, porque así no podría hablar conmigo, pero no funcionó. Edgar se acercó a mi mesa.
- ¿Cómo está mi chica favorita? - ¿TENDRÁ MORRO? Después de todo lo que había pasado en su fiesta tenía el valor de decirme “mi chica favorita”. No lo entendía. No entendía la mente masculina.
- Bien, gracias. Y déjame en paz, que estoy ocupada. – con cara de extrañado se volvió a sentar en la silla. Había estado algo brusca, pero no quería mantener ninguna conversación con él, y menos tener que verle la cara.

Enseguida vinieron Nanni y Auro. Una de ellas se sentó al lado mía, mientras que la otra se sentó delante. A los pocos minutos aparecieron por la puerta, y deslumbrantes, como siempre, Fanny y todas sus amigas. Iban todas a juego, como de costumbre, y llevaban en el pelo esa diadema blanca que en su día me había regalado Fanny para que también fuera como ellas. Me di lástima. Yo estuve yendo un par de días con ellas. No entendí por qué. ¿Qué era lo que me había llamado la atención de ellas? No tenía respuesta para esta pregunta.
Las cuatro se sentaron cerca de la mesa en la que yo estaba acomodada. Me daba miedo que me pudiera decir algo, aunque estaba preparada para cualquier cosa. Ella solo tendría el valor de restregarme por la cara que era ella la que había ganado la apuesta. Seguro que me vio entrar en la habitación en la que estaba ella junto a Edgar.

Cuando el profesor entró y empezó a dar parte de la materia que tocaba en ese día, recibí un papel que me dio una compañera de clase. Las manos me temblaban. Abrí el papel con cuidado y reconocí la letra.

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PD: Hoy a parte de recomendaros, como siempre, el blog de mi amiga Jess, me gustaría que os pasarais por el blog de una muy buena amiga mia. Su nombre es Sara, y escribe una magnífica novela llamada "Burnin'up" Me gustaría que os pasarais, porque no vais a perder el tiempo, y conforme vayais leyendo la novela os quedareis prendidos de sus personajes y enamorados de la forma en la que Sara narra las historias que la protagonista Gabrielle vive.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Domingo de resaca

Al levantarme todo me daba vueltas. No entendía el por qué, si cuando me acosté se me había pasado todo la borrachera que tuve durante todo el día.
Como pude, intenté levantarme, pero con tan mala suerte que aterricé en el suelo. Me di un buen golpe. Estuve en el suelo un par de minutos. Cuando me hice el ánimo me levanté y me fui directa al baño. Tenía una resaca como nunca antes había tenido. Me lavé la cara con abundante agua, pero el dolor de cabeza y el mareo no desaparecieron.
Me fui de nuevo a la cama a tumbarme. No me iba a levantar en todo el día. Le pondría a mi madre cualquier excusa, aunque ella no era tonta, y sabía lo que me pasaba. Pensé que seguramente, no sería la única que estaría así. Mis hermanos estarían por un estilo. Eso alegró mi cara.

A la hora de la comida, mi madre apareció por mi cuarto. Le dije que no me encontraba del todo bien. “La resaca, ¿verdad?” fue lo que me dijo. Yo asentí con la cabeza. Resopló y bajó a la cocina. Poco después se presentó en mi cuarto con un cuenco de sopa bien caliente. Lo agradecí. Mi madre era una bellísima persona, y aunque se enfadara de vez en cuando con nosotros porque no hacíamos bien las cosas, nos cuidaba y nos quería demasiado, para mi opinión. Pero en ese momento agradecí ese cuidado.

Sobre las seis de la tarde oí que alguien llamó al timbre. Supuse que sería algún amigo de Isaac o de Carla, pero cambié de opinión cuando ese alguien tocó a la puerta de mi habitación. Me alegré mucho cuando vi que ese alguien eran Auro y Nanni.
- Chicas. – dije mientras me sentaba en la cama.
- Hola, L. ¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras? – empezó diciendo Nanni. – Nos ha dicho tu madre que en todo el día no te has levantado de la cama.
- No, me encuentro algo mal. Ya sabes…la resaca. – dije bebiendo un buen trago de agua de una botella que tenía al lado de la cama.
- Espero que mañana estés mejor, porque tienes que hacer frente a lo que te venga.
- Lo sé, lo sé. Pero tengo algo de miedo. Ya sabéis lo que paso con Edgar.
- Si, si lo sé. – dijo Auro. – Me lo ha contado Nanni. Leire, ya te dije que podrías perder la apuesta, y que Fanny era capaz de hacer cualquier cosa para intentar ganarte. Y como ves, ha conseguido lo que quería. Ahora tendrás que olvidarte de Edgar.
- No, esto no va a acabar aquí. Yo, antes que nada, tengo que hablar con Edgar. Yo pensaba, por las cosas que me decía, y por como actuaba conmigo, que algo sentía por mí. No sé el qué, pero algo seguro. Por lo menos atracción. Y no me puedo creer, que de buenas a primeras se lié con Fanny.
- L, sabes que Edgar es así. Le da un calentón, y la da igual la chica que tenga enfrente. Esta vez fue Fanny, y mira, eso que se llevó ella. – dijo Auro.
- Joder, si lo malo es que sé cómo es Edgar de verdad. Pero me sigue gustando, no puedo remediarlo. Tiene algo que me vuelve loca.
- Pues creo que ya es hora de que te vayas olvidando de él, ¿no crees? Te podrías fijar ahora en… ¿qué tal Eloy? Parece un buen chico. – dijo Auro. Ella no sabía que me había liado con Eloy, pero viendo la forma en la que hablaba de él, supuse que Nanni le había informado de todo.
- Eloy me trato muy bien. Es un buen chico. Pero como es algo mayor, tengo miedo de que vaya por lo que van todos los tíos. Y cuando vea que no se lo doy, se marche y me deje con el corazón roto. Tengo miedo de que me empiece a gustar otro chico. Tengo miedo de volver a enamorarme. Ya me he equivocado una vez, y no quiero volver a sufrir otra vez.
- Leire, la batalla no está del todo perdida. – dijo Nanni. – Aún puedes seguir luchando por Edgar, aunque sea algo… ¿ligoncete? Pero bueno, puede que cambie y se haga responsable.
- No creo Nanni. – comentó Auro. – El que es así, no cambia.

Me quedé pensativa. No quería seguir hablando de ese tema. Cada vez que pronunciaba el nombre de Edgar me venía a la cabeza la imagen de él, junto a Fanny, encima de la cama besándose apasionadamente. Yo me había liado con Eloy para intentar quitarme de la cabeza a Edgar, pero había sido peor el remedio que la enfermedad. Ahora el lio que presentaba en mi cabeza, era mucho mayor.
Intenté cambiar el tema hablando de Isaac. Auro enseguida empezó a comentar lo bueno que había sido Isaac el día anterior con ella. Nos comentó que había estado durante toda la tarde con ella, cuidándola. Me pareció muy romántico. Auro nos contó que mañana hablaría con él. Quería intentar salir con él. Estaba demasiado colgada de él como para desaprovechar una oportunidad tan clara.

Cerca de las nueve de la noche, se fueron las dos de mi casa. Me había gustado mucho que mis amigas vinieran a verme. Me vino a la cabeza lo mal que me había portado con ellas cuando empecé a juntarme con Fanny y sus amigas. Y ellas, me perdonaron sin decirme nada más. Estaba muy contenta de tenerlas como amigas. Sabía que pasara lo que pasase, ellas siempre estarían a mi lado. Yo, esperaba no fallarles de nuevo.

Le comenté a mi madre que no quería cenar. No había visto a mis hermanos en todo el día, pero la verdad es que no me apetecía saber nada de ellos. Seguro que se habían enterado ya de que me había besado con Eloy y querían saber todos los detalles al respecto. “Mañana se lo contaré todo” pensé mientras me acomodaba en la cama dispuesta a dormir.

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Y no pareis de pasaros por "La Dura Vida de Jess" La novela se pone interesante.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Empezó a acercarse lentamente a mi cara. Me cogió la cara con las dos manos y la acercó lentamente a la suya. Yo cerré los ojos y él posó suavemente sus labios sobre los míos. Estaba dando mi primer beso. Esperaba que él no se diera cuenta de ese pequeño detalle. Poco a poco introdujo su lengua dentro de mi boca, y se puso a juguetear con la mía. Me estaba dando mi primer beso con un chico que acababa de conocer hacía un par de horas. Pero la verdad es que no me importaba demasiado. Eloy me atraía muchísimo. Además, había sido muy amable conmigo y eso daba puntos a su favor.
Después de un par de minutos besándonos, salimos del baño cogidos de la mano. Salimos fuera de la casa. La gente aún seguía bailando y bebiendo, pero yo decidí no beber más. Ya iba bastante mareada como para beberme otro cubata más. Eloy me dijo que se iba a dar un baño en la piscina. Decidí acompañarlo. Cuando entramos en la piscina, pude ver como Nanni se estaba liando con Eric. Él estaba colocado encima de ella, y se besaban apasionadamente. Eloy y yo nos miramos, y aunque no queríamos molestarlos, entramos en la piscina y nos sentamos algo alejados de ellos, para no interrumpirlos.
- ¿Ya estás mejor no? – me preguntó Eloy al cabo de un par de minutos mirando la piscina.
- Si, gracias. Ya estoy algo mejor.
- Por cierto, ¿cuántos años tienes? Es que antes te lo quería haber preguntado pero se me ha pasado.
- ¿Y tú?
- Te he preguntado yo primero, pero vale, te lo diré. Tengo 19. - ¿cómo? Mi primer beso había sido con un chico de 19 años. ¡No me lo podía creer!
- ¿19? Yo tan solo tengo 15. – le cambió la cara por momentos, aunque él sabía que iba a la clase de su hermano por lo que mi edad rondaba por esos límites.
- Vaya. Pues no los aparentas la verdad.
- Gracias, creo. – los dos nos reímos.
- Por cierto, ¿a qué hora te vas a ir a casa?
- Pues no lo sé, porque he venido con el hermano y el primo de Auro. No sé si los conocerás, son Hugo y Dani.
- Si, claro que los conozco. Somos colegas.
- Iba a venir con Eric, y mis hermanos, pero al final cambié de idea.
- ¿Carla e Isaac son tus hermanos? Pues no os parecéis la verdad,
- Ya, la verdad es que no. Carla es una rubia despampanante que deja boquiabierto a cualquier chico. E Isaac es el típico chico por el que cualquier chica babea. Y luego estoy yo. Una chica normal y sin nada de especial.
- ¿Sin nada de especial? Toda tú eres especial. – se acercó a mí y me dio un beso.
- Muchas gracias, Eloy. Sabes como tratar a las mujeres. – se volvió a acercar a mi y me dio otro beso.
- Por cierto, toma mi número de teléfono, así podremos estar en contacto, porque no quiero que esto se acabe aquí, ¿vale? – me dio su número.
- Claro. Yo tampoco quiero que esto se acabe aquí. Me has encantado. – no sé porque había dicho eso. Con lo vergonzosa que yo era…
- Y tú a mí. Pero ahora me tengo que ir. Hasta luego Leire. – me dio un último beso, se levantó y desapareció de la piscina.

Me quedé un rato tomando el sol. Quería que el mareo que llevaba desapareciera pronto. No me encontraba nada bien. Oí unos pasos cerca de mí. Abrí un ojo y vi como Eric se marchaba de la piscina. Giré la cabeza hacia la derecha. Nanni venía hacia mí. Se sentó a mi lado y dio un gran suspiro.
- No te quedes callada, y cuéntame todo lo que ha pasado. – le dije.
- Tía, aún no me lo puedo creer. Cuando me dejaste aquí, me senté a su lado y empezamos a hablar de cosas: me contó lo que le había pasado con tu hermana, y me dijo lo mismo que ella nos había contado, ¿te acuerdas? – asentí con la cabeza. – Pues me lo estaba contando cuando de repente me suelta: “¿Quieres que le demos envidia?” Y va y me empieza a besar. Me quedado de piedra. No sabía como reaccionar.
- ¡Que bien, Nanni! Por fin lo has conseguido, después de tantos años.
- Pero L, tengo miedo de que solo sea un simple rollo. Y viniendo de él se que solo es eso. Por eso estoy así de triste. Pero bueno, con el tiempo… ¡Dios dirá!

Yo le estuve contando lo que me había ocurrido: lo de Ben en el banco, lo de Edgar y Fanny besándose en una habitación, y lo mío con Eloy.
- ¿Tú? ¿Con Eloy? Pero ese chico es mayor, ¿no?
- Si, claro que es mayor. Tiene 19 años. Pero no me importa, ¿sabes? Desde un primer momento me ha tratado muy bien. – le dije.
- Pero no te fíes, porque los chicos saben camelarse muy bien a las chicas para conseguir lo que quieres, y después… ¡pam! Te lo puedes encontrar fácilmente liándose con otra.
- Eso ya lo sé N, pero con Eloy es diferente. Sé que él no es así.
- ¿Y cómo lo sabes? – esa pregunta era muy difícil de contestar.
- No me preguntes el por qué lo sé. Pero simplemente lo sé.

Nos tumbamos de nuevo las dos y seguimos tomando el sol hasta bien entrada la tarde. Después cogimos nuestras toallas y nuestras cosas y nos fuimos hacia la casa.
Ayudamos a recoger todas las cosas, ya que eran casi las ocho de la noche y debíamos volver a casa. Dejamos la casa y los alrededor bien limpios.
Nos metimos todos en el coche de Dani rumbo a nuestras respectivas casas. A mí fue a la primera que me dejaron. Me despedí de todos ellos, y entré en casa. Mis hermanos aún no habían llegado. Le di un beso a mamá y fui directa a darme una ducha. Al salir, me puse el pijama y me acosté. No tenía nada de hambre. De hecho, tenía el estómago revuelto. Había bebido demasiado, y ahora me estaba pasando factura.
Estuve pensando durante varios minutos todo lo que había ocurrido durante el día. No me podía creer que Fanny hubiera conseguido liarse con Edgar. Estaba casi convencida de que Edgar sentía algo por mí, pero me había demostrado que no.
En el fondo estaba algo contenta, porque gracias al beso entre Fanny y Edgar yo me había besado con Eloy. Ese chico me gustaba, y mucho. Pero quería ir poco a poco con él. No quería equivocarme otra vez.


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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Te odio, Fanny.

Fuimos a la mesa a rellenarnos el vaso de nuevo, y de repente sonó una canción de reggaetón que me encantaba. Arrastré a mis amigas al centro de toda la gente y empezamos a bailar como unas locas. Íbamos demasiado contentas. Yo apenas me podía mantener recta. Me balanceaba de un lado al otro. Cogí a Nanni y empezamos a bailar juntas. Auro dijo que iba a sentarse cerca de la mesa, porque estaba un poco mareada. Nosotras asentimos y seguimos bailando. Después de un par de canciones, fuimos de nuevo hacia la mesa a cogernos otro cubata. Estaba muy mareada, pero quería que ese día fuera la mejor fiesta de mi vida. Al llegar vimos que Auro estaba hablando con Isaac. Nanni y yo empezamos a darnos codazos la una a la otra para avisarnos de lo que estábamos viendo, pero lo que observamos a continuación nos dejó con la boca abierta. Isaac se estaba acercando a Auro, y de repente ¡se empezaron a besar! Nanni y yo nos miramos boquiabiertas y empezamos a abrazarnos y a saltar como si fuéramos unas niñas pequeñas a las que les han dicho que van a ir al circo. ¡No me lo podía creer! ¡Auro con mi hermano! Lo que ella quería lo había conseguido. Estaba muy contenta.
Volvimos Nanni y yo a la pista de baile con los demás para que ellos tuvieran algo más de intimidad, aunque dudaba que se hubieran dado cuenta de que los habíamos visto. Mientras bailaba vino Edgar, me cogió por detrás y empezó a bailar conmigo. Me cogía de la cintura y me daba vueltas.
- ¿Cómo vas? – me preguntó.
- Creo que voy demasiado mareada. Pero muy, muy mareada. – él se rió. Se acercó para darme un beso en los labios. Pero Ben nos interrumpió.
- Edgar, vamos a fumarnos unos porros, anda. Que tengo mono.
- ¿Te vienes? – me preguntó Edgar.
- No, lo siento. Sabes que a mí eso no me va.
- Es verdad, perdona. Luego te veo, ¿eh? – asentí con la cabeza.

Nanni y yo seguimos bailando, pero después de otra media hora bailando decidimos sentarnos. Estábamos muy cansadas. Nanni me dijo que se iba a subir a darse un chapuzón en la piscina. Le dije que tuviera cuidado, porque iba bastante mareada y le podía pasar algo. Decidí acompañarla pero cuando vi que en el césped de la piscina estaba Eric bebiéndose un cubata decidí irme para dejarlos solos. Le guiñé un ojo a Nanni para desearle suerte. Ella me vio y me sonrió. “Espero que haya suerte y hable con él” pensé.
Estaba sola. Totalmente sola. No sabía qué hacer ni dónde ir. Me extrañaba no ver a Fanny y sus amigas por allí. La verdad es que desde la comida no las había visto y eso me resultaba algo raro, porque ellas siempre estaban entre el montón de gente haciéndose de notar.
Decidí ir a buscar a Edgar. Quería estar con él. Fui hacia donde se había ido con Ben media hora antes, pero cuando llegué al banco en el que supuestamente estaban los dos, pero allí solo se encontraba Ben fumándose un cigarro.
- ¿Y Edgar? ¿Dónde está? – le pregunté sin andarme por la ramas.
- Pues la verdad es que no lo sé. Va muy ciego. Me dijo que iba a ir a por algo a la habitación, pero eso fue hace ya algo más de diez minutos. Yo no sé qué mierda estará haciendo. – dijo algo enfadado.
- Bueno te dejo, voy a ver si lo veo, ¿vale? – intenté levantarme del banco en el que estaba sentada junto a Ben, pero me fallaron las piernas y aterricé en el suelo. Enseguida me ayudó a levantarme.
- Bueno, bueno, como vamos Leire. Como te vea tu hermana o tu hermano así… - me puse el dedo índice en la boca como símbolo de que no dijera nada a nadie. Él se rio y volvió a sentarse.

Me dirigí hacia dentro de la casa en busca de Edgar. Por el camino me crucé a Cynthia. Le dije que Ben la estaba esperando en el banco de fuera. No era cierto, pero seguro que así surgía algo entre ellos. Estaba segurísima de ello.
Pasé por casi todas las habitaciones de la casa, pero no encontré a Edgar. De pronto vi que una de las habitaciones en la que no había entrado tenia la puerta entre abierta. Decidí entrar en esa. Abrí un poco más la puerta. Lo que vi hizo que me tambaleará. En la cama, tumbados, se encontraba Edgar y Fanny besándose apasionadamente. ¡Era imposible! Edgar me había dicho que me debía un beso, y estaba casi segurísima de que lo iba a cumplir. Pero ahora sabía que no iba a ocurrir. Además, Fanny había ganado la apuesta. A partir de ahora debería alejarme de Edgar, ese chico del que estaba locamente enamorada. Empezaron a resbalarme por la mejilla algunas lágrimas provenientes de mis ojos. No entendía porque estaba llorando. Estaba acostumbrada a saber que Edgar se liaba con miles de chicas, pero no me hacía nada de gracia que esa chica fuera Fanny. Pensaba que iba a ser yo la que ganara la apuesta, pero Fanny era la triunfadora. No podía hacer nada al respecto.
Me di media vuelta y salí corriendo de aquel sitio. Como iba mirando al suelo, no me di cuenta de que por allí había gente y me topé con Eloy.
- ¿Qué te pasa Leire? ¿Por qué estás llorando? – intenté explicárselo, pero no mediaba palabra. – Espera, aquí hay mucha gente, vamos a otro lado.

Me cogió de la mano, y sin pensárselo dos veces nos metimos en el cuarto de baño. Me hizo que me sentara en la taza del váter. Él se puso delante de mí de cuclillas.
- Ahora sí, ¿qué es lo que te ocurre? Y tranquilízate anda, que estás muy nerviosa. – me dijo.
- Pues que he entrado a una habitación y me encontrado a Edgar y a Fanny liándose. Y es que…
- Edgar es el chico que te gusta y Fanny tu enemiga, ¿me equivocó? – negué con la cabeza.
- Lo que pasa es que Edgar había estado tonteando conmigo desde hacía bastantes semanas. Y como soy tan tonta, había pensado que le interesaba.
- Si es que Edgar es así de mujeriego. Además, creo que tú lo conoces mejor que yo. – asentí. – Pero no te preocupes, Leire. Hay miles de chicos en el mundo. Y me juego lo que quieras a que más de la mitad de ellos estarían deseando liarse contigo ahora mismo. – mientras decía esto me quitó una lágrima que resbaló por mi mejilla derecha.
- Si seguro, eso lo dices por animarme.
- ¿Tú crees? – me miró fijamente a los ojos. Era irresistible. – Yo ahora mismo me estoy muriendo por besarte.
- Pues hazlo. – dije sin pensármelo.


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martes, 1 de septiembre de 2009

Barbacoa

Estaba muerta de hambre, y mi estómago lo hacía notar. Allí estaban Eric, Isaac, Ben, Edgar, Dani, Hugo e incluso Eloy. Todos ellos se encontraban sin camiseta, y la verdad es que todos estaban de muy buen ver. Aprovechando que Eloy se encontraba preparando la carne que dentro de unos instantes iba a asar, fui a hablar con él.
- Hola chico barbacoa. – le dije mientras le agarraba por detrás.
- ¡Eh, Leire! Pues si mira, parece que me ha tocado a mí preparar la carne que vamos a comer.
- ¿Quieres que te ayude a algo?
- No, gracias. No te preocupes. Bueno, aunque si me podrías hacer un favor.
- Dime cual, estoy a tu disposición. – le dije mientras le hacia una especie de reverencia.
- Me podrías traer una cerveza, porque estoy seco, y más aquí al lado del fuego.
- Eso está hecho. Ahora mismo vengo.

Fui a la cocina a cogerle lo que me había pedido. No sé por qué, pero ese chico me encantaba. A parte de simpático y agradable, era muy guapo. Ya sé que eso no es nada importante, pero su encanto era algo sobrenatural. Me sentía muy atraída por él. Era algo muy extraño, porque eso no me ocurría con Edgar, y eso que estaba locamente enamorada de él. Pero Eloy tenía algo muy especial que a Edgar le faltaba, y no sabría decir lo que era.
Cuando llegué de nuevo a la barbacoa, Eloy estaba echando ya la carne a la parrilla para que se fueran haciendo.
- Te dejo la cerveza aquí, ¿vale Eloy? – le dije.
- Vale Leire, pero hazme otro favor, anda.
- Dime. – sin querer evitarlo me salió una pequeña sonrisa.
- ¿Por qué sonríes? – me preguntó ya que en ese momento me estaba mirando.
- Por nada, por nada. Me gusta que me pidas favores. – volví a sonreír.
- ¿De veras? – ahora me sonrió él y se acercó algo más a mí.
- Si, de veras. – sabía que por momentos me estaba poniendo roja. Lo notaba.
- Vaya, creo que eres la primera chica que me dice algo así. – empezó a reírse a carcajadas mientras me daba un abrazo. Yo le devolví el abrazo.
- Me alegro, porque así te acordarás de mí.
- Aunque no me hubieras dicho eso, me acordaría de ti igualmente, porque a una chica tan guapa y simpática como tú es imposible olvidarla. – ahora si que estaba más roja que un tomate. – Así que luego acuérdate y nos intercambiamos los móviles, ¿vale?
- Eso está hecho. – le di un beso en la mejilla y me di media vuelta.
- Espera. – me giré. – Aún no me has hecho el otro favor que te he pedido.
- Pero es que tampoco me lo has dicho. – le dije mientras me acercaba de nuevo a él.
- Es verdad. Bueno, de todas formas era una tontería.
- Vale, lo que quieras.

Me fui de nuevo. Quería que me dijera lo que era el otro favor, pero si me había dicho que era una tontería seguro que era que le abriera la cerveza o algo así. Estaba segurísima. Me fui a una mesa donde estaban las chicas y me senté con ellos.
- Enana, ¿qué rollo te traes con Eloy? – me preguntó Carla.
- ¿Yo? Ninguno, ¿por qué? – dije sin entender a lo que se refería. Seguro que mi hermana ya me había notado que me gustaba.
- ¿Cómo que por qué? Porque hace un momento os habéis abrazado. Además, ignoraba que lo conocieras.
- Es que se ha auto presentado antes en la piscina.
- Yo estuve de rollo con él. – dijo Dafne.
- Si es que tú has estado de rollo con todos los tíos del instituto, hasta con mi hermano. – Auro empezó a toser. Todas la miramos y ella se disculpó, aunque yo sé que lo había hecho adrede.
- Eso no es verdad, y lo sabes. Seguro que tú has estado con más chicos que yo.
- No sé, ¿eh? Así, así estaremos. Pero bueno, dejemos este tema que no quiero que mi hermana se entere con los chicos que he estado.
- No te preocupes Carla, que la mayoría ya los sé. – dije. Ella hizo una sonrisa algo forzada.
- De todas formas, no los diré. – volvió a hacer esa sonrisa forzada. – Pero volviendo al tema de Eloy…
- Besa estupendamente. – dijo de repente Dafne. – Y no me importaría liarme con él ahora mismo.
- A mí tampoco me importaría liarme con él ahora mismo. – dijo Cynthia y todas empezamos a reírnos.
- ¿Con quién no te importaría liarte? – dije Ben que acababa de llegar a la mesa en la que estábamos nosotras.
- Contigo. – Cynthia sonrió.
- ¿Enserio? Pues hoy no te escapas. – Ben se marchó.
- ¿Lo dices enserio? – preguntó Nanni.
- Claro que lo digo enserio. ¿Por qué no? Ben está muy bien, y es muy guapo. Así que, si él quiere… - hizo un gesto con la lengua y todas supimos a que se refería.

A mí me costaba entender la facilidad con las que se liaban unos con otros, pero ellos estaban más que acostumbrados. Y si me iba a juntar con ellos a partir de ahora tendría que ver esta serie de cosas como normales, aunque para mí no lo fueran.
Sobre una media hora después estábamos todos sentados alrededor de la mesa grande comiendo y bebiendo sin parar. No parábamos de contar chismes de unos y otros y entre medias alguno soltaba algún que otro chiste para desconectar. La comida fue muy amena y entretenida. Parecía como si hubiésemos estado toda la vida juntos. Muchos de ellos eran amigos desde hacia bastantes años y estaban acostumbrados a hacer ese tipo de comidas en donde se juntaban todos. Pero para mí esto era una experiencia nueva. Nunca había comido con tanta gente. Éramos alrededor de unas 50 personas, y a más de la mitad seguía sin conocerla.
Cuando acabamos de comer, recogimos todos los platos y limpiamos la mesa. Entonces Isaac y todos los demás empezaron a traer botellas de alcohol para empezar ya a beber. Edgar fue el encargado de sacar la mini cadena que tenia dentro de la casa y poner música con un volumen bastante elevado al habitual, pero no era molesto.
Enseguida la gente se fue animando. Se acercaba a la mesa y se echaban cubatas de los que ellos querían y se iban a bailar cerca de la mini cadena. Nanni, Auro y yo nos dirigimos a la mesa y nos pusimos tres vasos de vodka con naranja. Me daba mucha vergüenza ponerme en medio de todo el mundo a bailar, pero tenía claro que al lado de la mesa no me iba a quedar, así que no me quedaba otra opción.
Nos pusimos las tres a bailar donde estaba todo el mundo bailando. Después de unas tres o cuatro canciones y de dos cubatas, todo parecía diferente. Estábamos más animadas y no nos daba tanta vergüenza bailar delante de toda esa gente. Estábamos disfrutando de verdad.

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PD: Por favor, seguir pasandoos por el blog de mi amiga Jess "La Dura Vida de Jess". Aunque ella no puede subir las entradas, las subiré yo. Ir a su blog, porque no os arrepentireis. Por cierto, me estoy dando cuenta que ya a penas me dejais comentarios, cuando antes recogia al dia alrededor de veinte. Y la verdad, es que todo esto me entristece, porque pienso que ya no os pasais por mi blog y que si lo haceis, no os gusta mi novela y no comentais. Os pediría que, sino es mucha molestia, contestarais a la encuesta que hay arriba. MUCHAS GRACIAS.