miércoles, 10 de junio de 2009

Ellas.

Todos nos levantamos de la mesa de la cafetería y nos dirigimos hacia la clase. En el pasillo me adelanté y fui con Nanni y Auro.
- Chicas, ¿por qué no habéis venido a la otra mesa? - les pregunté.
- Porque parece que te molestemos cuando estas con Fanny. – me dijo Nanni algo mosqueada.
- Sabes que eso no es verdad, N. Tú nunca me molestas, y Auro tampoco. Además, si me molestarais, nos os hubiera dicho que os vinierais a esa mesa.
- Lo sabemos Leire. – dijo Auro. – Lo que pasa es que parece que cuando estás con Fanny, nosotras no existimos. Y eso no nos hace nada de gracia.
- Lo sé, y lo siento. - no sabía si decirle a Auro que es que a Fanny no lo caiga bien. Preferí no decirlo en aquel momento, aunque más adelante no habría otro remedio (aunque no entendía porque le caía mal, porque Auro era una chica majísima).
- Es que también nos daba algo de vergüenza. Estaban ahí todos los populares de clase, y claro… - dijo Nanni.
- Eso sí que no me lo creo. ¿Vergüenza a vosotras? ¿Las chicas que me convencieron para ir a un botellón a donde no estábamos invitadas? – las tres nos empezamos a reír.
- Vale, en eso tienes razón, L. – dijo Nanni mientras me daba un abrazo. Auro se unió.

Entramos en clase y nos sentamos. Ellas dos se sentaron juntas, y yo me senté detrás de ellas. En esta clase iba a estar sola y no me iba a sentar con Fanny. No quería que mis amigas de verdad se mosquearan conmigo por culpa de Fanny, una chica a la que apenas conocía y que encima no era una buena influencia para mí.
En ese momento vino Cynthia y se sentó al lado mía, ya que el sitio estaba libre.
- Está libre, ¿no? - me preguntó.
- Claro, puedes sentarte. – le sonreí. Ella hizo lo mismo.
- Por cierto, tú también vas este sábado a la casa de campo de los abuelos de Edgar, ¿no?
- Si, si. Me ha invitado también.
- Pues entonces nos veremos allí. Va a ser muy buena. Por cierto, llévate bikini porque tiene una piscina, y va a hacer bastante calor.
- Vale, gracias por decírmelo.

Entró el profesor en clase. Estábamos todos hablando. El profesor pretendía que nos callásemos, pero es que después de una charla y de media hora en una cafetería era algo difícil que eso ocurriera. Por ello, se sentó en su silla y espero pacientemente a que nos callásemos. Al ver que él no mediaba palabra, poco a poco nos fuimos callando, aunque costó algo más de diez minutos.
Cuando terminó la clase, salimos al recreo. Me esperé a Nanni y Auro, y salí con ellas. Nos fuimos, como siempre, a nuestro banco.
- Nanni, ¿te ha vuelto a llamar Hugo para quedar? – le pregunté.
- Sí, me llamó ayer justamente. Pero obtuvo una respuesta diferente a las de siempre.
- ¿Y cuál fue? – preguntó Auro intrigada por saber lo que le había respondido a su hermano.
- Que sí, que quería salir con él. – todas sonreímos – Pero no penséis mal, salir al cine o a tomar algo, no como pareja. – las dos nos desilusionamos un poco, pero aún seguíamos sonriendo.
- Eso está genial, Nanni. Hugo se merece una segunda oportunidad. Es buen chico. – le dije.
- Claro está, porque tiene una buena hermana. – dijo Auro. Todas nos empezamos a reír.

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