miércoles, 3 de junio de 2009

Cosas que pasan.

Enseguida se hizo de noche. Mi madre me llamó desde la cocina para que fuera a cenar, por lo que bajé sin demora. Allí ya estaba mis hermanos junto a mi madre en la mesa. Me senté. Carla estaba muy seria. Supongo que en la comida mi madre habría hablado con ella y con Isaac sobre la cena del día anterior.
- ¿Y tú dónde has estado esta mañana que no has venido a comer? – me preguntó mi madre algo enfadada.
- Me ido con mis amigas a comer, pero no te preocupes que no voy a volverlo a repetir. No entre semana.
- De acuerdo. Por cierto, ¿tú ayer también estabas en la cena? – no había escapatoria. No podía mentir, era mi madre.
- Si, yo también estuve en la cena. Pero nada más comer me fui a dormir. – mis hermanos me miraron. Yo agaché la cabeza. Esperaba que ninguno dijera nada.
- Eres una mentirosa, Leire. Tú también bebiste. – dijo Carla rabiosa.
- Carla, cállate. Eres la que menos tienes que hablar. Vete a tu cuarto. – dijo mi madre chillando.

Carla se levantó sin decir nada y se fue a su cuarto pegando un portazo al cerrar la puerta. Nosotros seguimos cenando sin apenas decir ninguna palabra. Era normal que mi madre estuviera enfadada. Había pillado a Carla la noche anterior borracha, y en su casa, por lo que entendía su conducta.
Al cenar, recogimos la mesa y fregué los platos para que mi madre se pudiera sentar en el sofá y descansar un poco.
Cuando terminé, di un beso a Isaac y a mi madre y me fui a mi habitación. Estaba muy cansada y necesitaba dormir un poco. Pero cuando entré en mi cuarto me pasé por el de Carla. Tenía que hablar con ella.
Llamé a la puerta, y ella me respondió con un “pasa” un poco molesto. Pasé y me encontré a Carla tumbada en la cama boca abajo. Cuando se giró, vi que sus ojos estaban bañados en lágrimas. Había estado llorando. Me acerqué, y me senté en el borde de su cama.
- No llores, Carla. No pasa nada. – le dije mientras le acariciaba el hombro.
- Si que pasa, Leire. Mamá ayer me pilló borracha, y encima aquí en casa. ¿Sabes lo que es eso? – empezó de nuevo a llorar, aunque intentaba disimularlo secándose las lágrimas con la mano.
- Pues no, por suerte no lo sé. Pero sabes que le podría haber pasado a cualquiera. A Isaac también le pilló.
- Si, pero Isaac iba bien. A penas se había bebido un par de chupitos, y controlaba lo que hacia. Pero en cambio yo…
- No te atormentes, Carla, en serio. No vale la pena. Mamá sabe de sobra que bebes, y que te vas de botellón con tus amigos.
- Si, lo sé. Pero es muy diferente que te vea. – se tranquilizó un poco.
- Venga, Carla. Más vale que te acuestes he intentes dormir. Mañana se le habrá pasado el enfado, ya lo verás.
- Eso espero. Gracias Leire. Se que eres una enana… - desvié la mirada. – pero eres buena chica. – me dio un abrazo.

Salí de la habitación y me dirigí a la mía. Me puse el pijama y me acosté en la cama. Era la hora de que se acabaran las emociones fuertes por hoy.

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Nota de la autora: Muchísimas gracias por todos los premios que me habéis otorgado. Han sido tantos blogs, y tantos premios que no puedo ponerlos todos. Haber si un día tengo algo de tiempo y los pongo por mi blog, ¿vale? Espero que me perdonéis por no poder ponerlo en estos momentos. De nuevo gracias. LEIRE.