martes, 6 de abril de 2010

"Y es que en el amor, cualquier cosa vale. O al menos eso es lo que dicen"

Ya podía buscar a Nanni. Allí estaba ella, junto con Eric, besándose con pasión pero a la vez con amor. Nos dimos la vuelta y nos fuimos de allí. Salimos fuera del pub.

- ¿Has visto a Nanni? Joder, como se comían la boca. ¡Qué envidia! – dijo Auro.
- Ya te digo. – añadí yo.
- ¿Tú? ¿Pero qué estás diciendo? No te hagas la tontita que te he visto perfectamente que te has besado con Dani, que te he visto.
- Sí, pero era para darle envidia a Edgar. Ha sido un sencillo beso entre amigos, nada más.
- Leire, conozco a mi primo, y te puedo asegurar que le gustas, y no es poco.
- ¡Qué va, tía! No marees, que no. Solo somos muy buenos amigos.
- Ya me dirás, ya. Avisada estás. – Auro cruzó los brazos para aparentar que estaba enfadada. Nos miramos y empezamos a desternillarnos de risa. - ¿Y qué tal besa Dani?
- Solo ha sido un beso, pero he de confesarte que besa mejor que Edgar. – las dos volvimos a reírnos.
- Lo que yo decía. Una puta. Eso es lo que eres. – la voz provenía de detrás de nosotras. Era Edgar. Me miró con cara de asco y se metió de nuevo dentro del pub.
- Me estoy cansando ya de ese gilipollas. Y me estoy cansando más aún de que te esté insultando a todas horas. Éste se va a enterar de quien es Auro. – quise detenerla, pero no pude. Fue más rápida que yo, y se metió, también, dentro del pub.

Pasaba de líos y de más líos, por lo que me quedé fuera. No quise entrar. Tenía que hacerlo, pero algo me lo impedía. Quizá la cobardía. Quizá el miedo. No sabía muy bien lo que era. Solo sé que no pude entrar a parar a mi amiga. Quizá quería que Auro le dejara las cosas claras a Edgar, porque yo sabía que no iba a ser capaz. Lo quería demasiado.

- Me encanta. – era ella. Podía reconocer su voz a distancia. Fanny dio dos o tres palmadas, en señal de júbilo. – Tu amiguita Auro le está montando el mayor pollo de la historia a Edgar.
- ¿Y qué haces aquí? ¿No deberías estar dentro defendiendo a tu querido? – contesté casi con lágrimas en los ojos, aunque pude contenérmelas.
- ¿Yo? Ya se apañará él, que ya es bastante mayorcito para arreglar las cosas solo. – se acercó algo más a mí. – Además, prefiero estar aquí, contemplando lo bien que me ha salido el plan.
- Si, Fanny. El plan te ha salido de lujo. Le has contado a Edgar que me lié con Eloy en su fiesta, aunque ya no venía a cuento. Y encima se piensa que soy una cosa que no soy. – la miré de arriba abajo. – Se ha equivocado de persona.
- ¿Estás insinuando que soy una guarra? – se acercó aún más a mí. Me dio miedo. Pero tuve el suficiente valor como para dar un paso adelante y quedarme frente a ella. Cara a cara.
- ¿Tú qué crees? – la miré desafiante.
- Puede ser. – desvió la mirada hacia arriba. – Pero soy yo la que tengo a Edgar. – me miró de nuevo a la cara. – Fanny uno, Leire…cero.

Se dio media vuelta y entró dentro del pub. Me quedé allí, de pie, sin saber qué hacer. No quería volver dentro del pub. No quería encontrarme ni a Edgar ni a Fanny. No. No quería. Había intentado hacerle frente a Fanny, pero no había podido con ella. Me había ganado. Jugando sucio, pero me había ganado. Siempre tenía que tener la última palabra. Debía asimilar la derrota. Estaba demasiado cansada de la situación como para seguir luchando contra una persona que siempre ganaba, aunque para conseguirlo tuviera que hacer daño a miles de personas. Y es que en el amor, cualquier cosa vale. O al menos eso es lo que dicen.

En ese momento vi aparecer por la puerta del pub a Dafne. Con ella iba también Eloy. “Lo que me faltaba” pensé. No tenía ningunas ganas de hablar ni con uno, ni con el otro.

- Hola Leire. ¿Qué haces aquí sola? – preguntó Dafne.
- Estaba un poco agobiada de tanta gente, y me he salido un rato a tomar el aire.
- ¡Ah! Bueno… ¿pero no te pasa nada, no? – me volvió a preguntar.
- Que no, que no. Enserio. No te preocupes. – era mentira, pero no tenía ganas de explicarle todo lo que me había pasado.
- Vale. Yo me voy dentro a bailar otro raro, ¿te vienes Eloy?
- No, me quedo aquí un rato tomando el aire. Ahora dentro de unos minutos vuelvo a entrar.
- De acuerdo. Te espero dentro. – Dafne se acercó a Eloy y le dio un beso en los labios.
- Hasta luego preciosa.


Dafne entró adentro de nuevo, dejando a Eloy a solas conmigo. Me miró. Yo desvié la mirada. Después de Edgar y de Fanny, era con la persona que menos me apetecía hablar. En cierta manera, todo había surgido a causa de él. Si no me hubiera liado con Eloy en la fiesta de Edgar nada de esto habría pasado.

- A mí no me engañas, Leire. Nos conocemos muy poco, pero lo suficiente para saber que estás hecha polvo. Y es por lo de Edgar.
- Lógico que estoy hecha polvo. Miento. Estoy hecha mierda. No me apetece nada estar aquí, pero... ¿y qué? ¿A quién le importa eso? ¡A nadie!
- Yo he salido a hablar contigo, ¿no? Eso es porque algo me importarás.
- No, tú has salido a tomar un poco el aire, y da la casualidad de que me has encontrado aquí fuera.
- No. He salido porque he visto que después de salir tú, ha salido Fanny y Edgar. Él ha entrado de mala ostia y Fanny se ha quedado hablando contigo. Y como sé que Fanny solo hace que joderte, he salido para ver si estabas bien. Pero tú créete lo que te apetezca.
- ¿En serio? – le pregunté casi con lágrimas en los ojos.
- Claro que sí, Leire. – se acercó y me abrazó. – Que porque esté saliendo con Dafne no quiere decir que tú no me importes. Como te dije en aquella fiesta, tú eres una chica diferente a las demás, y me diste confianza. Yo te ayudé a que no te derrumbarás cuando viste a Edgar con Fanny. Y te voy a ayudar en todo, siempre que esté en mis manos.
- Gracias, Eloy. – agaché la cabeza. – Cuando esta noche te he visto con Dafne, pensé que eras un imbécil y que me habías mentido. Pero ahora sé, que eres muy buena persona y voy a poder confiar en ti.
- Por supuesto que sí, Leire. Por supuesto que sí. – me abrazó de nuevo, pero esta vez el abrazo duró algo más que el primero. - ¿Entonces estás mejor o qué?
- Sigo hecha mierda, pero menos. – no pudimos evitarlo y los dos sonreímos.
- Así me gusta. Que sonrías. Estás preciosa cuando lo haces. – volví a sonreír. – Bueno, pues me voy adentro. No quiero que Dafne se enfade conmigo. Si necesitas algo, ya sabes.
- Sí. Gracias Eloy. No te preocupes.

Eloy se dio me dio media vuelta y entró dentro. ¡Increíble! Lo que me acababa de pasar había sido increíble. Nunca había podido imaginar que, después de todo, Eloy era una buena persona. A lo mejor me había anticipado a sus actos. Podía ser. Pero después de lo que acababa de ocurrir sabía que podía contar con Eloy. En cierta manera, me alegré.

Safe Creative #1004065917388