lunes, 31 de agosto de 2009

No eres bien recibida

Salí de nuevo fuera y fui hacia una mesa donde se encontraban Isaac, Edgar y Ben. Tenían la mesa llena de botes de cerveza. “Cuanto beben estos chicos” pensé. Me senté con ellos.
- ¡Ay, mi hermana! Que guapa es. – me dijo Isaac mientras me cogía y me daba un beso en la mejilla.
- Isaac, hoy no bebes más. – le dije. Se miraron los tres y empezaron a reírse. Entendí que acababa de decir la mayor tontería de mi vida, porque sabía que Isaac no me iba a hacer caso.
- Leire, cariño, aquí se viene a beber, y sino no vengas. – me dijo Edgar. – Además, parece mentira que le digas tú eso a tu hermano, cuando eres la primera que bebes, y no poco.
- Eso es mentira, y lo sabes. Además…
- Mirar, mirar. – me cortó Ben. Todos giraron la cabeza hacia la derecha. Ya entendía porque Ben había dicho eso. A lo lejos se podía ver a Carla que se acercaba hacia donde estábamos nosotros. – Solo con mirarla…
- Ben, tío, no quiero saber tus pensamientos impuros con Carla. ¡Qué es mi hermana, joder! – dijo Isaac.
- ¿Y qué que sea tu hermana? Sigue estando igual de buena. – yo miré al suelo. Los chicos pensando siempre en lo mismo. Parecía mentira que las chicas creyéramos que algún día ellos cambiarían.
- Bueno, yo mejor os dejo aquí con vuestras típicas conversaciones de chicos. – me levanté.
- No, Leire, tú te quedas. – Edgar se levantó, me cogió de la cintura y me llevó hasta su silla. Se sentó él, y luego hizo que me sentara yo encima. Mi corazón iba a mil por hora.
- ¡Ay Edgar! Que te gustan más las tías… - dejó caer Isaac.
- Las tías no, me gusta ella. – dijo mientras me señalaba. Me puse roja en cuestión de segundos.
- Si, claro. Pues si solo te gusta ella, ¿por qué no le das un beso?

Ben e Isaac se chocaron las manos creyendo que lo que acababan de decir no iba a ocurrir. Pero no fue así. Edgar me cogió de la cara, se acercó poco a poco a mí. Nuestros labios casi se estaban rozando…
- Hola chicos. – alguien interrumpió el beso con el que tantos años había soñado. Miramos todos hacia la dirección en la que habíamos oído esa voz que me era tan conocida. Lo que faltaba: era Fanny.
- Hombre Fanny. Ahora si que estamos todos, ¿verdad Edgar? Anda siéntate, no te quedes de pie. – dijo Ben. Fanny sonrió al ver que nos había cortado el beso a Edgar y a mí. Yo resoplé. – Pero antes tráenos algunas cervezas aquí, anda.
- ¿Dónde nos habíamos quedado? – me susurró Edgar. Yo me sonrojé y agaché la cabeza. Él, con el dedo índice sobre mi barbilla, me levantó la cara y me miró directamente a los ojos. No podía desviarle la mirada. Sus ojos eran tan bonitos, tan penetrantes… Se acercó de nuevo a darme el beso que Fanny nos había interrumpido.
- ¡Ya estoy aquí! – dijo Fanny mientras dejaba las cervezas encima de la mesa y nos daba un golpe en nuestra silla para que no nos llegáramos a besar. Ahora fue Edgar el que resopló.
- Que no os dejan tranquilos, chicos. – dijo Isaac mientras soltaba alguna que otra carcajada.
- Edgar, lo siento, yo me voy. – me levanté y miré a Fanny con cara de odio. Ésta me dirigió una sonrisa diabólica. Edgar me cogió de la muñeca.
- Vale, vete, pero recuerda que tú y yo tenemos algo pendiente, que no se te olvide. - asentí con la cabeza.


Me alejé de la mesa casi sin levantar los pies. No me podía creer lo que acababa de ocurrir. Además, Edgar me había dicho que el beso estaba pendiente, y cuando un chico dice eso, es porque más tarde lo iba a cumplir. Estaba muy nerviosa. Mi corazón, en cualquier momento, me iba a dar un blinco y salirse de mi pecho. Me miré las manos: me temblaban. Intenté parar ese temblor metiéndolas en los bolsillos de los pantalones, pero no funcionó.
Fui a la cocina y me cogí una cerveza. ¡Lo necesitaba! Necesitaba que la vergüenza y la tensión que estaba sintiendo en ese mismo momento, desapareciera lo antes posible. Me dirigí de nuevo a la piscina, y ahí estaban Auro y Nanni junto con Carla, Cynthia y Dafne. ¿Qué hacían mis amigas con mi hermana y sus amigas? No lo podía entender. Me fui donde estaban las cinco sentadas, y me acoplé al lado de Auro.
- Hola chicas. – dije dirigiéndome a todas.
- ¡Eh! Hola Leire. Ya decía yo que faltaba una. – dijo Dafne mientras me sonreía.
- Bueno… - empecé diciendo. – ¿y de qué estabais hablando antes de que os interrumpiera?
- De lo típico. – dijo Carla.
- ¡CHICOS! – dijeron a coro las cinco mientras se reían sonoramente.
- Carla, síguenos contando la historia con Eric. – dijo Nanni mientras me daba un codazo que nadie notó.
- Pues nada, que lo hemos dejado por un tiempo. Bueno, eso ya lo sabíais. Pero lo que no sabéis es que ese tiempo se está alargando más de lo esperado. Yo quiero mucho a Eric, y creo que está a la vista. – todas asentimos. – Pero…no sé como explicároslo… - Carla se quedó unos segundos pensativa y mirando al cielo – Chicas, a mí me gusta Eric. Yo ahora mismo lo veo y me derrito – todas suspiramos, pero el suspiro de Nanni fue el más sonoro. – Pero cuando estoy con él, eso desaparece, ¿no se si me entendéis?
- Vamos, que te da más morbo verlo que tenerlo. – soltó Dafne.
- Si, algo así. – aclaró Carla. – Y creo que a él le ocurre lo mismo. – Nanni soltó una sonrisita que solo Auro y yo pudimos apreciar. – De hecho, cuando lo veo tonteando con otra chica… - Carla empezó a abanicarse. – Bueno, no hace falta más explicaciones.
- Pues ya sabes, Carla. Si los dos sentís lo mismo, eso es fácil de arreglar. Él que salga con otras chicas, y tú con otros tíos. Así luego cuando os veáis, tendréis ganas de estar juntos de nuevo. – dijo Auro.
- Claro que sí. Eso es lo que voy a hacer. – Carla asintió.
- ¡Sí! – dijimos todas de nuevo al unísono.


Después de estar un buen rato hablando de chicos, chicos, y más chicos, nos metimos a la piscina. Yo no entendí mucho lo que Carla nos había contado. No podía entender como le iba a gustar más Eric viéndolo con otra chica. ¡Era imposible! Pero claro, viniendo de Carla, me podía esperar cualquier cosa. Después de estar un rato en la piscina y tomando el sol, decidimos irnos de allí. Nos fuimos las seis a unos bancos que se encontraban cerca de la entrada a la casa, y allí nos sentamos. Estuvimos hablando otro rato de algunas de las cosas que nos preocupaban, pero enseguida nos dirigimos hacia la barbacoa que los chicos estaban empezando a preparar.

Safe Creative #0908314305302