miércoles, 29 de abril de 2009

Conversación interrumpida

Me acerqué al lugar en el que estaba Isaac. Éste estaba abanicando a Carla con una hoja de papel. No tenía ni idea de donde la había podido sacar. Me estaba preocupando. Mi hermana presentaba un color de cara que no era normal, estaba entre el blanco y el morado.
- ¿Qué la pasa a Carla? – pregunté, aunque ya me sabía la contestación.
- No le pasa nada, solo que está un poco mareada, pero en breves estará como nueva. – me dijo Eric.
- ¿Qué hace la enana está aquí? – dijo Carla.
- Pues no hace nada que estoy yo aquí… ¿y ahora te das cuenta? Madre mía.
- Leire, si sabes que te lo digo todo de broma. Yo te quiero mucho. – me quedé con la boca abierta en el momento que salieron esas palabras de sus labios. Se levantó, vino hacia mi y me dio un abrazo y un beso en la mejilla. ¡No me lo podía creer! ¿Qué estaba haciendo mi hermana? Desde que tenía uso de razón, ella nunca me había dado un abrazo, y menos un beso. Pero estaba claro que actuaba así por los efectos del alcohol.

Eché un vistazo a los alrededores. Mis amigas estaban hablando con Ben y Edgar en el banco donde había estado yo con anterioridad. Edgar miraba de arriba abajo a Auro, y eso no me hacía nada de gracia. Auro, en cambio, ni le prestaba atención. Veía que de vez en cuando giraba un poco la cabeza para ver lo que estaba haciendo Isaac en ese momento. Le gustaba demasiado mi hermano, se lo notaba. Esa actitud era de una persona que, sin darse cuenta, se estaba pillando por otra. Nanni, por otra parte, hablaba de forma despreocupada con Ben, como si se conocieran de toda la vida. De echo, llevábamos varios años juntos en la misma clase, pero apenas habíamos intercambiado con ellos algunas palabras. Esperaba que esta noche sirviera para algo, es decir, que nos acercáramos más a ellos, y que cambiara algunas de las cosas con las que ahora no estaba a gusto.

- Hola Leire, ¿te lo estás pasando bien? – era Dani.
- Hola Dani. Si, me lo estoy pasando muy bien.
- Menos mal que ahora ya hablas porque antes… - dijo sonriendo.
- Si, es que antes me encontraba un poco mal, pero ahora ya estoy mejor. – le cogí el vaso que llevaba en la mano y le di varios tragos. Se lo devolví.
- Me alegro de que ya estés mejor. Ahora podré hablar un poco contigo. Por cierto, ¿qué edad tienes?
- Tengo 15 recién cumplidos. Tú supongo que tendrás la edad de Carla, ¿no?
- No, la de Eric. Tengo 18 años, ¿no los aparento? – dijo con una sonrisa pícara.
- Si, claro que lo aparentas pero…
- ¡Ah, Dani! Estás aquí. – me interrumpió Dafne. – Te estado buscando por todas partes. Ay, hola Leire. No te había visto. – dijo casi sin mirarme.
- ¿No ves que estoy hablando con ella, Dafne?
- Si, pero es que tengo que hablar contigo urgentemente, no te vas a creer lo que me ha pasado cuando… - empezó diciendo.
- Bueno, yo me voy. Os dejo solos, ¿vale? – dije con la cabeza agachada.
- No, Leire, no te vayas…
- Hasta luego. – dijo Dafne con sonrisa malévola.

Me fui de donde estaba. Que mal me había caído siempre Dafne. Era bastante estúpida, y se lo tenía un poco creído. Lo que acababa de hacer no estaba bien. No es que Dani y yo estuviéramos hablando de una gran cosa, pero no era correcto interrumpir una conversación así como lo había echo ella.

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martes, 28 de abril de 2009

Increíble, pero cierto.

Isaac nos trajo los tres vasos. Le pegué un trago. Sabía a algo raro, pero no me estaba malo, con lo que me lo bebí en muy pocos tragos. Mis amigas se me quedaron mirando.
- Es que el camino se me ha hecho largo y tenía sed. – se rieron las dos. Vino mi hermano y me lo rellenó.
- Como te vas a poner hoy, enana.

Mi hermano solo hacía que llenarnos los vasos a las tres. En media hora íbamos ya bastante contentas. En la vida me había sentido de esa forma. Era una sensación muy rara. La cabeza no paraba de darme vueltas, veía borroso y no me podía mantener de pie sin tambalearme. Buscaba desesperadamente un sitio donde poder sentarme. Nanni y Auro se lo estaban pasando muy bien, estaban en su salsa.
Vi un hueco en uno de los bancos y sin pensármelo dos veces fui a sentarme. Pero cuando estaba llegando, fue Edgar y se sentó. Me quedé parada. Él se dio cuenta de que me había quitado el sitio, y con el dedo me dijo que me acercara.
Fui donde estaba él.
- Hola Leire, ¿querías sentarte?
- Si, si. Pero no importa, no pasa nada. Ya me busco yo otro sitio.
- No anda, ven aquí. – se levantó, me cogió de la cintura e hizo que me sentara en sus piernas. El corazón me latía a mil por hora. No me estaba creyendo lo que me estaba pasando. – A qué aquí estás mejor, ¿eh?
- Claro está. – le sonreí.
- ¿Y qué haces tú aquí? Pensaba que a ti estás cosas no te gustaban.
- Y no me gustan. Pero mis amigas me convencieron. Me llevaron de cañas y ahora estoy aquí bebiendo con vosotros. Y, ¡mírame! Con dos o tres cubatas encima y casi no se ni lo que digo ni lo que hago – no era del todo cierto así, pero bueno.
- Bueno, hay que probar de todo en esta vida, ¿no? Para saber si te gusta o no.
- Pues sí, o eso creo. ¿Sabes? Nunca pensé que hablarías conmigo de esta manera que lo estás haciendo ahora. - ¿por qué había dicho eso?
- ¿Por qué lo dices? – preguntó intrigado.
- Un chico como tú, popular, guapo, agradable, simpático, divertido…hablando conmigo, una chica normal, más bien fea, sencilla... – no me conocía. En otras condiciones eso que acababa de decir ni se me hubiera pasado por la cabeza.
- Lo que te he dicho, tiene que haber una primera oportunidad para todo. Sino lo pruebas, no sabes que te gusta, ¿no? – me sonrió pícaramente. Me estaba tirando los tejos. Si, de eso estaba segura. En toda regla. Me quería quedar con él toda noche hablando, pero me llamó Isaac.
- Me está llamando Isaac. Ahora luego vengo otra vez, ¿vale?
- Vale, pero primero…- dijo mientras señalaba con su dedo índice su mejilla en señal de que le diera un beso. Se lo di. Edgar me ayudó a levantarme porque falto poco para aterrizar en el suelo.

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lunes, 27 de abril de 2009

De fiesta

Estaba sentada en el banco cuando noté que mis amigas se ponían nerviosas. Oí los pasos de alguien que se acercaba. Deseaba con todas mis fuerzas que no fueran alguno de mis hermanos, pero si que fuera Edgar. Levanté la cabeza poco a poco y vi a un chico. Me quedé con la boca abierta. Era uno de los chicos más guapos que había visto nunca. Llevaba unos vaqueros y una sudadera. Sus ojos marrones llamaban la atención, y no sabía por qué.
- Hola Nanni, ¿qué tal estás? – dijo el chico.
- ¿Y a mí no me dices nada, Dani? – dijo Auro casi sin pensárselo. No estaba entendiendo lo que estaba pasando. Solo miraba a unos y a otros.
- Mira que eres envidiosa, Auro. A ti te veo casi todos los días en casa de la abuela, pero a Nanni no. – respondió el chico. Nanni solo hacía que sonreír.
- Bueno, Dani, te presento a mi amiga Leire. – le hice un gesto de saludo con la mano. No tenía ganas ni de levantarme. – Leire, este es mi primo Dani.
- ¿Carla es tu hermana? Es que os dais un aire. – me preguntó Dani. Asentí con la cabeza. – No tenía ni idea. Pues está allí con nosotros.
- Ya lo sé. – dije sin ganas.
- Hombre, pero si has hablado. Pensaba que no tenías lengua.
- Dani, es que la hemos llevado esta noche a un bar de cañas, y como nunca lo había echo, pues está aún con los efectos. – le respondió su prima.
- Pobreta. Bueno chicas, yo me voy para allá. Si queréis algo tan solo tenéis que ir para allí y me lo pedís, ¿vale? Que hemos comprado botellón.
- Vale, gracias primo.


Se fue hacia donde estaban los demás. Auro y Nanni se miraron mutuamente y me ayudaron a levantarme.
- ¿Dónde vamos? – pregunté mientras caminábamos.
- Vamos allí con ellos. Están todos juntos pasándoselo de miedo, y nosotras no vamos a estar aquí solas. – dijo Nanni.
- Pero allí están mis hermanos y no me pueden ver así.
- No pasa nada, lo entenderán. Además, no creo que mañana se acuerden.


Llegamos hasta el banco donde estaban mis hermanos y todos los demás. Carla estaba sentada en el banco con la cabeza hacia atrás. “Menuda lleva tu hermana” me susurró Nanni al oído. Nunca la había visto en esas condiciones. Eric no paraba de mirarla mientras bebía del vaso que llevaba en la mano. En ese momento llegó Isaac junto con Edgar y Ben de otro banco en el que había más gente.
- Hombre Leire, pero si estás aquí junto con tus amiguitas. – me dijo Isaac. – Por cierto, ¿y por qué estás aquí? – me solté de mis amigas para que mi hermano no notara nada. Además, ya me encontraba mejor, aunque aún estaba un poco mareada.
- Que hemos ido al teatro y…
- Cine. – me susurró Nanni.
- ¿Qué? – pregunté.
- Que habéis ido al cine, Leire, al cine. – dijo Isaac. - ¿Dónde has estado de verdad? – dijo mientras se acercaba a darme un beso. – Porque haces un olor a bar que tela…- empecé a reírme. – Con que es eso, ¿no? Has estado en un bar de cañas. Madre mía. Ven anda que te eche un cubata.
- Y a nosotras otro, por fa Isaac. – dijo Auro mostrando su lado más seductor.
- Eso esta echo chicas.


Se fue al banco, que es donde tenían todas las botellas. No quería beber, pero no podía dejar pasar esta oportunidad. Edgar no nos había dicho nada, pero quedaba mucha noche, y yo, fuera como fuese, tenía que hablar con él.

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domingo, 26 de abril de 2009

Por culpa de las cervezas

Entramos en el primer bar que encontramos. Allí había gente bastante normal charlando, cenando, de copas... Nos sentamos en una mesa que había cerca de una pared. Enseguida vino un hombre a traernos una hoja donde ponía todo lo que ofrecían. La estuve ojeando de arriba abajo, pero me detuve con más detalle en la parte donde ponía todas las bebidas que ofrecían.
- No sé si nos pondrán problemas. – dijo Nanni.
- No creo que pongan ningún problema, aunque seamos menores.
- Espero que no nos pidan nada. – añadió Nanni.
- Entonces pedimos tres cervezas, ¿no?
- Me parece bien. – asentí decidida.

El hombre vino en poco tiempo. Le dijimos lo que queríamos, pero cuando le dijimos lo de las cervezas, no puso buena cara, pero se dio media vuelta y no dijo nada. A los pocos minutos teníamos encima de la mesa tres cervezas y de regalo nos trajo unos cacaos.
Espere a que ellas bebieran primero. No debía estar muy mala porque no pusieron caras extrañas.
- Que no pasa nada Leire, venga. – dijo Nanni.

Le di el primer sorbo. No estaba del todo mala, pero no me acababa de convencer. Prefería una coca-cola o cualquier otra cosa. Mis amigas me observaban como si de una película se tratase. Pero no les prestaba atención.
Estuvimos casi una hora en el bar. Nos pedimos una cerveza más cada una. Cuando nos íbamos a ir, me tuvieron que ayudar a levantarme porque yo sola no podía. Nanni y Auro se reían, pero era porque ellas tampoco iban muy bien, y les salía la risa floja. No podía entender como me había podido subir dos cervezas, era lo que la gente normal se tomaba para comer o cenar, pero claro, como nunca había bebido alcohol…
Andamos poco a poco hacía el parque. Por el camino nos encontramos a varios chicos que nos dijeron algo, pero no les entendí. Yo iba centrada en no caerme, ya que las piernas me fallaban.
Llegamos por fin al parque. El trayecto se me hizo interminable. Había muchísima gente en el parque. No solo mis hermanos y sus amigos, sino también más gente de otros institutos. Supuse que era el centro de reunión de todos los adolescentes de nuestras edades. Nos sentamos en unos de los bancos más apartados de todos. Rezaba para que mis hermanos no me vieran en esas condiciones. No era capaz ni de razonar si me preguntaban algo, y seguro que al final mamá se acabaría enterando. Pero en cierto modo, deseaba que me vieran, para ver si se acercaba Edgar a hablar conmigo, aunque sabía que era casi imposible.
- Madre mía, como está esto de gente. – oí que dijo Auro.
- Hoy se va a liar, y mucho. – dijo Nanni.

Yo no tenía ningunas ganas de que se liara ninguna. Tan solo tenía ganas de que aquello se me pasara rápido. No me encontraba nada bien. Mi cabeza me daba vueltas, y parecía que no tenía intención de parar nunca.

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jueves, 23 de abril de 2009

De compras

Nos dirigimos al centro comercial. Ellas también se querían comprar algo de ropa para esa noche. Entramos en la primera tienda que vimos, pero no encontramos nada de nuestro agrado.
Ya en la tercera tienda que entramos, Auro encontró una minifalda negra que le gustaba y Nanni una camiseta con un escote de vértigo. Me parecía que esas ropas eran un poco arriesgadas para esa noche, pero ellas me convencieron de que no era así.
Yo no había visto nada que me gustara hasta que Auro dijo:
- ¿Y no te gusta esto? – me enseñó unos shorts vaqueros muy bonitos, pero demasiado cortos.
- ¿Esto? ¿No iré muy atrevida? – fue mi pregunta. – Además, eso no es nada cómodo.
- ¡Y que más da que no sea cómodo! Eso no importa ahora. Lo que importa es que debemos llamar la atención sea como sea. – dijo Auro.
- Como se enteré mi madre… - pero no me preocupaba demasiado.

Estaba de acuerdo con lo que dijo Auro, por lo que me compré el pantalón corto. La verdad es que me quedaba muy bien, realzaba mis piernas.
Fuimos a casa de Auro a cambiarnos. Nos pusimos la ropa que nos habíamos comprado y nos fuimos otra vez de nuevo para el centro comercial a cenar. Su madre no nos vio porque no estaba en ese momento en casa, y menos mal.
Durante el paseo, recordé que Auro nos había dicho en el recreo que tenía una sorpresa preparada para nosotras, así que supuse que pronto nos lo diría.
Cenamos en el McDonald. Había unos chicos al lado de nosotras cenando que no paraban de mirarnos, y no me extrañaba, porque íbamos demasiado provocativas para mi gusto.
- ¿Estos aún estarán cenando en casa de Eric? – dije impaciente.
- ¿Cenando? Si aún no habrán empezado ni a preparar la cena, seguro. Tan solo son las nueve y por lo menos hasta las doce no aparecerán por el parque. – dijo Nanni.
- ¿Y qué vamos a hacer hasta esa hora, chicas? – pregunté.
- Ahora es cuando entra en acción mi plan sorpresa. Iremos a algún bar a tomarnos alguna cerveza.
- Vale, vale. Me gusta el plan. – dijo Nanni.
- ¿Cerveza? – pregunté un poco asustada.
- Claro. - dijo Nanni.
- Yo en mi vida he probado una cerveza ni nada parecido. Además, eso tiene alcohol y...
- Hoy la probarás. Y no te preocupes, que apenas lleva alcohol. Ni lo notarás. – añadió Auro.


No me convencía mucho el plan, pero alguna vez tendría que ser la primera, ¿no? No sabía si me iba a gustar o no. Mi madre bebía alguna cerveza en las comidas, pero nunca me había llamado la atención como para probarla y menos ir a un bar a beber exclusivamente cervezas.

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martes, 21 de abril de 2009

Sabía lo que tramaban

Cuando acabamos de comer subí a mi habitación a coger dinero y meterlo en el bolso. Pero aún era pronto para irme así que decidí ir a hablar con Isaac a ver si él mismo me contaba lo que iban a hacer esa noche.
Toc, toc. Llamé a la puerta, e Isaac me contestó con un “adelante” bastante sonoro. Entré y vi que estaba en el ordenador hablando con alguien por el Messenger. Apenas me hizo caso.
- ¿Qué quieres, Leire?
- Es una duda que tengo… ¿esta noche entonces vais a cenar a casa de Eric no?
- Si, ¿no lo has oído antes?
- Pero…después no vais a ver una película en su casa, ¿verdad?
- ¿Qué estás diciendo?

En ese instante entró Carla sin llamar a la puerta. Se quedó a mi lado sin decir nada.
- Pues eso, que esta noche no vais a ver una película en casa de Eric.
- ¿Y cómo lo sabes, enana? – dijo Carla uniéndose a la conversación.
- Porque lo oí esta mañana. Sé porque Eric no ha ido a clase esta mañana, y también se lo que vais a hacer después de cenar.
- Joder, esta enana se entera de todo y no sé como. – dijo Carla cruzándose de brazos.
- No pasa nada, porque no va a decir nada, ¿verdad Leire? – dijo Isaac casi amenazándome.
- Claro que no voy a decir nada. Pero es para que sepáis que lo sé. Y a lo mejor esta noche os lleváis alguna sorpresa que otra.
- Que miedo me das. – dijo Carla mientras hacía como si temblara.
- Me voy. Que os lo paséis bien.


Me di media vuelta y me fui. Cogí las cosas de mi habitación, me despedí de mi madre y me dirigí hacia el parque. Aún era un poco pronto, pero prefería llegar antes. Estaba entusiasmada.
A las cinco menos diez ya estaba en el parque esperando a Auro y Nanni. Llegaron un poco pasadas las cinco, pero no me importó, estaba tan emocionada con el plan…

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domingo, 19 de abril de 2009

Descanso y a casa

Salimos al recreo. Nos sentamos en un banco, y decidí contárselo a Nanni y Auro. Les conté lo que había oído en clase.
- Chicas, sea como sea tenemos que ir. – dije yo un poco efusiva.
- A mí me parece bien.
- Pero yo quería ir al centro comercial a comprarme algo de ropa que me hace falta. – añadí. – Pero es que no creo que mi madre me deje luego estar por ahí de noche. Ni de coña me va a dar permiso.
- Pero no tiene porque dártelo, ¿no? Tú dile que te vienes a mi casa a dormir. Y tú también te vienes, Nanni, que a mi madre le da igual si salgo o no. Además, seguro que prefiere que si salgo venga acompañada a casa así que no hay problema.
- Ahí te he visto fina, Auro. Me gusta mucho el plan. – dijo Nanni.
- Después de las compras, vamos a mi casa nos arreglamos y nos vamos otra vez al centro comercial a cenar y allí nos esperamos hasta las doce o una que se vayan al parque. Además, tengo otra idea, pero os la diré esta tarde, para que haya más emoción.
- Miedo me das Auro. – era verdad. – Pero bueno, me fío de ti. ¿Entonces quedamos así no? Pues quedamos a las cinco en el parque para ir al centro comercial. Y no se hable más.


El resto del día se pasó volando. A penas me enteré de lo que los profesores decían en clase, estaba pensando en cosas mías.
Por fin acabaron las clases. Cuando salí, divisé a mi hermano en la puerta. Le hice gestos para ver si se venía, pero me dijo que no con el dedo. Carla tampoco estaba por allí, por lo que supuse que se había ido ya o que Eric había ido a por ella con el coche. Me fui a casa sola.
Entré en casa. Mi madre salió a recibirme. Le di un sonoro beso y subí a mi habitación a dejar la mochila. Cuando bajé mis hermanos ya habían llegado, pero como aun no estaban en la cocina empecé a poner la mesa.
Cuando estábamos todos sentados comiendo, decidí decirle a mi madre la idea que había tenido Auro de que nos quedáramos en su casa a dormir esa noche.
- Mamá, Auro me ha dicho que esta noche nos quedemos en su casa a dormir, porque esta tarde nos vamos a ir al centro comercial, y después nos vamos a ir a cenar y al cine.
- ¿Auro? No la conozco. Pero bueno, no tengo ningún problema en que te vayas.
- Vale, bien. Gracias mamá. – ella sonrió.
- Por cierto, mamá, nosotros nos vamos a ir a casa de Eric a cenar y nos quedaremos allí a ver algunas películas o algo. – dijo Isaac. Yo le miré
- ¿Tú también Carla? – preguntó mi madre.
- Claro. Pero no sabemos a que hora vendremos, pero no te preocupes porque vendremos los dos juntos.
- Vale chicos.

Que mentira le acababan de contar a mi madre. Yo sabía que ellos si que se iban a cenar a casa de Eric, pero no se iban a quedar a ver películas allí. Aunque yo también le había mentido, así que preferí no comentar nada al respecto.

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viernes, 17 de abril de 2009

En clase

Ese día nos fuimos los tres andando hacia el instituto. Mi hermano no se llevó la moto, porque sino alguna de las dos se tenía que ir sola, y no le pareció buen plan. Me pareció lo acertado.
Cuando llegamos, Carla se quedó en la puerta del instituto con Cynthia echándose un cigarro. No sabía que fumaba tan a menudo. En cambio Isaac, entró dentro conmigo, y allí se despidió de mí con un beso en la cara.
Entré en clase. El profesor aún no había llegado, pero la mayoría de la gente ya estaba dentro, entre ellos Edgar, Ben y mis amigas. Junto a estas no había ningún asiento libre, por lo que me tuve que sentar delante de Edgar y Ben, que estaban en la última fila. Les sonreí. Ben me devolvió la sonrisa, pero Edgar ni se inmutó. Saqué las cosas de la mochila y las dejé encima de la mesa. Nanni me miró extrañada, pero le respondí con cara dubitativa. Ella me respondió con una amplia sonrisa.
Cynthia entró en clase desfilando, porque no se podía definir de otra forma la manera en la que andaba. Para mi asombro, Cynthia se sentó a mi lado.
- ¿Está ocupado, Leire?
- No, no va nadie.
- Pues me siento contigo.
- Vale. – le sonreí. Ella hizo lo mismo, y se sentó.

Se giró y miró a Edgar y Ben. Les dijo:
- Chicos, esta tarde más de lo mismo. – suponía que se referiría a ir al parque.
- Si, creo que sí, porque Eric ha ido esta mañana a por porros, pero no se si son para esta tarde o para esta noche, que va hacer cena en su casa y después iremos al parque por la noche a hacer botellón. – dijo Edgar.
- ¿Una cena en su casa? Es verdad, que lo comentó ayer. No me acordaba. Pues bien, la verdad es que me apetece coger una de las mías. – dijo sonriendo a Ben.
- Claro está. – dijo Ben.


Las tres primeras clases se pasaron volando. Apenas me enteré de lo que el profesor decía, no podía mantener la atención. Estaba pensando en lo que había dicho Cynthia. Fuera como fuera teníamos que ir a la cena, y si no podíamos, por lo menos, teníamos que encontrarnos con ellos en el parque.

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jueves, 16 de abril de 2009

Segundo día: viernes

Sonó el despertador a la misma hora que el día anterior, y seguía teniendo el mismo sueño. Esto no podía seguir así, no entendía por qué tenía tanto sueño, si dormía lo suficiente.
Me arreglé antes de bajar a desayunar. Abrí mi armario, y no encontré nada que me gustara. Esa misma tarde iría de compras al centro comercial, necesitaba ropa nueva urgentemente. Esto no podía seguir así.
Bajé a desayunar. Mis hermanos ya estaban abajo. No vi a mi madre, por lo que supuse que ya se habría ido a trabajar. Me dio rabia, porque me gustaba despedirme de ella.
- Buenos días a los dos.
- Buenos días Leire. – contestó Isaac.
- Hola enana. – esa fue la contestación de Carla – Ayer te vi que estabas en el parque, ¿eh?
- Si, como tú. Pero había una pequeña diferencia, que yo no estaba fumando.
- ¿Y qué pasa porque fume? Nada, si mamá no se entera… ni se enterará. Además, no soy la única.
- ¡Eh! A mí no me incluyas en la bronca. – añadió Isaac. - ¿Y qué más dará? Cada uno hace lo que le apetece. Lo que no hay que hacer es contárselo a mamá, y ya está. La solución fácil.
- Por mi bien. – dijo Carla.
- Y por mi también, aunque yo no tengo nada que ocultar. – dije mientras me hacía el vaso de leche.
- Ya lo tendrás… - dijo Isaac disimuladamente.
- Que raro que no está aquí Eric ya, ¿no? – dije yo sin entusiasmo alguno.
- Que va. Es que hoy no viene a por mí. Hoy no va a clase, porque ha ido a pillar…
- Ya vale Carla. – le cortó Isaac.
- ¿A pillar qué? – pregunté yo intrigada.
- Nada Leire, cosas de mayores. – dijo Isaac mirándome a la cara.
- Además, ya no estamos juntos. Hemos decidido ir cada uno por una parte: relacionarnos con más gente, y cosas de esas. Pero claro, yo sé que siempre va a estar ahí.
- Pues como tú. – añadió Isaac mirando al suelo.
- Pues claro está, cuando le necesite, ya me entiendes hermanito… - dijo pasándose la lengua por los labios.
- Si es que eres más…
- Me voy a arreglarme, que aún me falta pintarme un poco. – le cortó Carla.

Se subió casi corriendo. No había entendido muy bien la conversación. ¿Eric a por qué había ido? Se lo preguntaría a mis amigas, no me podía quedar con esa duda. Ellas seguro que si que lo sabían. Isaac había dejado a Carla como un poco suelta en el tema de los chicos. Yo eso ya lo sabía, pero no del todo seguro. Ahora lo había confirmado. Y no me extrañaba. Estaba claro.
Terminé de desayunar sin establecer conversación con mi hermano. Solo hacía que mirar el vaso de leche vacío que tenía delante de él, meneando la cuchara que contenía de un lado para el otro. No quise comentarle nada sobre la conversación que acabábamos de tener los tres.

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miércoles, 15 de abril de 2009

A casa a cenar

No me lo podía creer. Había quedado delante de ellos como una niñata que ni se atrevía a fumar. Lo que menos me creía es que Nanni fumara. Supuse que Auro si lo hacía, y ella lo probó. Pero no creía que eso lo hiciera de normal. Pero para no quedarme con la duda, preferí preguntárselo.
- ¿Desde cuando fumas, Nanni? No tenía ni idea.
- No fumo. Pero este verano, cuando me iba de fiesta por las noches allí en mi pueblo, pues fumaba. De echo, Auro y yo lo probamos el mismo día, ¿verdad? – preguntó mirándola a ella.
- Si. No queríamos, ¿te acuerdas? Pero al final nos convencieron. Estábamos allí todos de botellón y mira tú por donde… - ¿de botellón? No me lo podía creer. En mi vida había estado yo de botellón. Si que había bebido un par de veces, pero lo típico, en las bodas algún vaso de algo, pero nunca me lo había terminado. Seguro que fumaban para intentar caer bien a los demás. No me gustaba la gente así.
- Madre mía. No sé en que mundo vivo. Vosotras ya bebéis, fumáis…y yo aún nada de nada.
- No te preocupes, Leire. Cada una tiene su momento. No te atormentes, anda. – me dijo Auro. Pero si me atormentaba. Era difícil no hacerlo.


Seguía observando a la pandilla de Carla. Todos bebían cerveza y se reían. Auro y Nanni tiraron los cigarros al suelo y los apagaron. Pasamos en el banco toda la tarde hablando de nuestras cosas.
Sobre las ocho y media me fui para casa. Me despedí de ellas hasta el día siguiente. Carla e Isaac aún seguían en el parque.
Cuando llegué a casa, mi madre estaba planchando mientras veía una película que hacían en ese momento. Ni se inmuto cuando hice acto de presencia en el comedor.
- Hola mamá. – decidí decir.
- Hola cariño, ¿ya estás aquí? – me respondió ella.
- Si, claro. Son las nueve menos cuarto.
- ¿Las nueve menos cuarto ya? Enseguida hago la cena, mi amor.
- No pasa nada, mamá. Aún tienes tiempo. Carla e Isaac aún no han venido. Si quieres, espérate a que ellos vengan y ya la haces.
- ¿Aún no han venido? Dónde se meterán estos críos…
- Están en el parque los dos juntos, porque he estado yo allí también.
- ¿Pero con ellos?
- No, mamá, con ellos no.

Me fui para la habitación a cambiarme de ropa y ponerme ya el pijama. No me gustaba ir por casa con ropa de calle. Mientras me cambiaba oí como la puerta de la calle se abría. Ya estaban ahí mis hermanos. Oí como le decían algo a mi madre y los dos subían las escaleras. Bajé la persiana de mi habitación y abrí la ventana. Por las noches hacía bastante calor, por eso me dejaba siempre un poco la ventana entre abierta.
Llamaron a la puerta. Contesté con un simple adelante. Era Isaac. Entró y se sentó en la cama. Se me quedó mirando sin decir nada.
- ¿Qué te pasa? – le dije ya que él no se limitó ni a decirme un simple hola.
- ¿A mí? Nada, ¿por qué?
- Porque has entrado y no me has dicho nada.
- La verdad es que si que quería hablar contigo de algo.
- Lo sabía. Sé que tú no vienes aquí para nada. – dije mientras colgaba la ropa que me había quitado en mi armario.
- La chica esa que estaba contigo esta tarde, esa tal Auro se llamaba, ¿no?
- Si.
- ¿Tiene vuestra edad? ¿O es de la mía?
- Pues la verdad es que no tengo ni idea, ¿pero tan importante es eso?
- No, claro que no.
- ¿Entonces…?
- Es que me ha dicho Ben y Edgar que te lo preguntara, que parece ser que les ha caído bien.
- Vaya… - añadí seria.
- Venga enana, vamos a cenar, que mamá ya estaba preparando la cena.

Bajamos los dos hacia la cocina. Mi hermana estaba poniendo la mesa. Nos sentamos y empezamos a cenar. Mi madre, como siempre, les preguntó a mis hermanos que les había ocurrido en el día, ya que a ellos no los había visto en todo el día. Ellos no comentaron apenas nada. Yo comía en silencio.
Terminé la primera. Recogí mi plato, mis cubiertos y mi vaso, los metí al lavavajillas y me fui un rato a ver la tele. A los pocos minutos tenía a mi hermana al lado. Mi madre e Isaac tardaron poco más. Estuve un rato viendo la tele y enseguida me fui a dormir. Mañana sería otro día.


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martes, 14 de abril de 2009

Blog de Oro

Hola a todos!!! He recibido un premio de parte de RoCkStAr (http://rockstardiario.blogspot.com/). Os invito a todos los que leais este blog que os paseis por el suyo, porque os quedareis perplejos con su historia. Me encanta! El premio tiene un par de reglas, las cuales seguire, por supuesto. 1. El logo debe ser visible. 2. El link de la persona, la cual te lo ha otorgado, debe aparecer entre tus comentarios 3. Premiar otros blogs e informarles. Ahora yo le otorgare el premio a estos blogs, que me hacen soñar, llorar y reir leyendo todas esas historias. RoCkStAr (http://rockstardiario.blogspot.com/) Laura (http://tearsofcrying.blogspot.com/) Le doy este premio a Laura, porque fue el primer blog que lei y porque su blog me dio la idea de empezar yo con uno. un beso a todos.

En el parque

Todas miramos hacia la dirección que Auro había señalado. Habían aparecido por el parque una pandilla de dos chicas y cuatro chicos. Enseguida los reconocí. Eran amigos de mi hermana de otro instituto (no sabía de cual, pero si sabía que Carla se iba mucho con ellos).
- Son amigos de Carla. Se junta mucho con ellos. – dije yo.
- ¿Sí? Pues los chicos están...
- Lo sé, lo sé. No digas nada más Auro. – le cortó Nanni.

Estuvimos observando como la pandilla se dirigía a un banco, de los más alejados del parque. Las dos chicas y dos de los chicos se sentaron, los otros dos se quedaron de pie. Enseguida sacaron su paquete de tabaco, y se pusieron a fumar. Fumaban todos, por lo que suponía que mi hermana también.
Como temía, Carla, junto con todos los que se habían ido a comer, aparecieron en ese momento en el parque. Entre ellos estaban Isaac, Ben, Eric, Edgar, Cynthia y otros muchos que me sonaban sus caras, pero no sabían como se llamaban. Deseaba que no me vieran aquí, porque seguro que venían a decirme algo. Carla sacó un paquete de tabaco del bolso. Lo suponía. Ofreció un cigarro a Isaac, que le agradeció con un beso en la mejilla. También ofreció a todos los demás. Edgar también cogió uno. No sabía que fumaba, pero me daba igual. Con un cigarro en la mano estaba mucho más atractivo, aunque este pensamiento era un poco pésimo.
Eric echo un vistazo alrededor. Al vernos, se lo dijo a Isaac, y éste a Ben y Edgar. Estuvieron unos minutos hablando, y empezaron a caminar en dirección nuestra.
- Oh! Dios mío. Hablar de algo, que Isaac, Ben y Edgar se dirigen hacia nuestro banco.
- Leire, no hemos parado de hablar en todo el rato. – dijo Nanni.
- Mierda, otra vez me ha vuelto a pasar lo mismo que esta mañana, si es que…
- Hola chicas – me cortó Isaac. - ¿Qué hacéis aquí?
- Tomando un poco el aire. – contestó Auro.
- ¿Y tú quién eres? No te conozco, ¿no? – se dirigió Edgar hacia Auro.
- No. Soy nueva. He entrado al instituto este año.
- Vaya, vaya… - dijo Isaac mirándola de arriba abajo. – Me gusta. Bueno, yo soy Isaac. Y estos son Edgar y Ben. - Auro se levantó del banco y le dio dos besos a cada uno.
- Encantada de conoceros, chicos.
- ¿Qué haces fumando, Isaac? Cómo se enteré mamá…
- Te mato. – le dio una calada al cigarro. Edgar hizo lo mismo. - ¿Es que quieres?
- ¿Yo? Ni de coña. – respondí sin pensármelo girando la cabeza para un lado.
- Pero yo si. – giré la cabeza hacia el otro lado. Había sido Auro quien lo había dicho. Isaac le dio el resto del cigarro. Ella le dio una calada. Por como fumaba, sabía que no era la primera vez que lo hacía.
- Yo también. – dijo Nanni. Me quedé boquiabierta. Edgar le dio el suyo.
- Joder con las pequeñajas éstas, ¿no? – dijo Edgar mirando a Isaac. Éste sonrió. – Como moláis. ¿Seguro que tú no quieres, Leire?
- No, no, paso de todo esto.
- Baj! – Edgar puso cara de asco cuando dijo eso. Me dio una punzada en el estómago.
- Edgar, cállate. No insistas a mi hermana, anda.
- Tíos, vámonos para allá con estos, que creo que han traído cervezas. – dijo Ben.
- Hasta luego, chicas. – dijo Isaac. Edgar solo se despidió moviendo la cabeza una sola vez de arriba abajo. Ben ni nos miró.


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jueves, 9 de abril de 2009

Camino a casa

Al llegar a casa, Isaac se fue. Carla estaba llegando en ese instante en el coche de Eric. Me dijo que le dijera a la mamá que se iban los dos a comer con los amigos. Asentí con la cabeza una vez y me dirigí hacia la puerta de la casa.
Entré. Mi madre estaba preparando la comida. Le dije que Isaac y Carla no iban a venir a comer. No le hizo mucha gracia, pero no podía hacer nada. Comimos las dos solas en la cocina. Me estuvo preguntando que me había ocurrido a lo largo del día. Le conté lo que nos habían dicho los profesores, pero por supuesto que no le conté lo que me había pasado con Edgar. Ella no tenía ni idea de que me gustaba. No me gustaba contar esas cosas a mi madre, porque supondría que actuaría como tal. Además, las madres en estas cosas suelen ser un poco bocazas y de vez en cuando se les escapa ciertas cosas que no tenían que contar. No es que lo hagan aposta, pero era lo que ocurría.
Cuando terminé de comer me fui a mi cuarto. Me apetecía escuchar música un rato. Encendí también el ordenador y me conecté al menssenger. No había casi nadie conectado, por lo que decidí apagarlo. Tenía toda la tarde por delante y no sabía que hacer. ¿Y si me iba abajo a ver la tele? No. Ese no era un buen plan. Seguro que no hacían nada ahora en la tele, tan solo noticias. Y la verdad es que no me apetecía ver más casos de asesinatos y cosas parecidas. No tenía ganas de ponerme triste.
¿Y si llamaba a Nanni? A lo mejor ella si que tenía algún plan mejor para esta tarde. Así que eso fue lo que hice. Un tono, dos, tres, cuatro…nadie contestaba. Que raro. Ella a estas horas siempre estaba en casa. Cogí el móvil y le envié un mensaje:

Nanni, ¿dnde stas? Te llamad a tu csa xo no me ha cntestad ndie. Me aburro mucho en csa. ¿Hacems alg sta trde? Un bso. Leire.

Enseguida me contestó. Leí el mensaje. ¡No me lo podía creer! Estaba con Auro en el parque, y no me había dicho nada. Sentía como si mi amiga poco a poco me estuviera dejando de lado. Esperaba que no fuera real. Prefería estar en el parque con ellas que sola y aburrida en casa, así que me dirigí hacia el parque. No estaba muy lejos, a tan solo unos minutos de mi casa.
Cuando llegué al parque divisé que Nanni y Auro estaban sentadas en un banco de madera. Me acerqué y me senté con ellas sin decir nada.
- Hola, ¿eh? Anda que vas a decir algo… - dijo Nanni.
- Hola. Es que me ha sabido mal que no me dijerais nada de que esta tarde ibais a venir al parque.
- Pero si te lo hemos dicho esta mañana, Leire. – dijo Auro. – cuando estábamos en el patio. Y nos has dicho que tú no sabías si ibas a venir al final.
- ¿Os he dicho yo eso? Pues no me enterado de cuando me lo habéis preguntado. Estaba tan sumida en mis pensamientos, que no me dado cuenta ni de que he respondido. Lo siento, chicas. Ha sido un fallo mío.
- Perdonada. – sonrió Nanni.


Empezamos a hablar de chicos, como siempre. Les dije lo que Edgar me había dicho cuando estaba esperando a mi hermano en la moto. Auro se sinceró con nosotras y dijo que Edgar le parecía muy guapo, al igual que Ben. Pero que el que más le gustaba era Isaac.
- Si es que mi hermano es un encanto, la verdad.
- Si…yo solo llevo un día en el instituto y ya me está gustando demasiado. Si es que es un bombón.
- A mí me gusta mucho Eric, pero ese si que es intocable. Siempre está con Carla, y si por alguna de aquellas me liara con él, no podría entrar más a la casa de Leire, porque Carla me podría matar.
- La vedad es que si – le dije a Nanni.
- Pero bueno, no pasa nada. Además, se que a Cynthia también le hace un poco de gracia. Aunque también va detrás de Isaac.
- Pero Nanni, es que a Cynthia le gustan todos. Además, se puede ligar a quien quiera, es guapísima. Pero claro, no le gusta tener esa fama. – añadí yo.
- Y tu hermana no se queda corta, ¿eh? Que quiere a todos los chicos para ella.
- Si es que es tan guapa…
- Como aquella chica de allí, ¿no? –dijo Auro de repente.

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martes, 7 de abril de 2009

De vuelta a clase

Tocó el timbre y fuimos para la clase. Me encontré a Isaac por el pasillo. Les dije a mis amigas que siguieran para adelante, que luego las alcanzaba yo. Isaac me dijo que cuando acabaran las clases que no me fuera, que él me llevaba a casa aunque se iba a ir a comer por ahí con los amigos.
- ¿Y eso? – le pregunté
- Porque Dafne lo ha propuesto y nos ha parecido buena idea.
- ¿Dafne? ¿Pero ella no se junta con Carla?
- Si, pero como nos hemos sentado con ellos en la cafetería, pues nos lo ha propuesto a nosotros también.
- ¿Nosotros? ¿Quién más va de tu grupo?
- Pues se viene Ben, Cynthia, Edgar y no sé si se vendrá alguien más.
- ¿Mamá lo sabe?
- No, por eso. Te acerco a casa y se lo dices tú a ella , ¿Vale? Por favor, anda… - me miró con ojos de niño bueno. Sabía que no me podía negar a esa mirada.
- Está bien. ¿Carla también irá no?
- Por supuesto. Y Eric también.
- Ok. Luego nos vemos.

Me fui. No me lo podía creer. Mi hermana nunca había querido ir con mi hermano y sus amigos. Pero parecía que ahora le daba algo igual.

Acabaron las clases. Salí con Nanni y Auro hasta la puerta del insti. Allí me despedí de ellas hasta el día siguiente. Me fui al aparcamiento, donde Isaac tenía la moto. Aún no había llegado. Me quedé apoyada en la moto. Por la puerta en ese momento salía Carla hablando con Edgar y Ben.Vi como ella señalaba hacia la moto. Yo enseguida agaché la cabeza para disimular. Levanté un poco la vista. Los dos venían en dirección a la moto. No sabía que hacer. Se me había puesto el corazón a mil. No había escapatoria.
- ¿Leire?- era Ben.
- ¿Sí?
- ¿Estás esperando a tu hermano, no?
- Si, estará a punto de llegar. No creo que tarde mucho. Se habrá entretenido con algo.
- ¿Le puedes decir que a las tres venga a mi casa? Y que desde allí nos iremos, ¿vale?
- Claro, Ben. Yo se lo diré, no te preocupes.
- Gracias.

Solo habían echo que alejarse unos pasos cuando Edgar se giró y dijo:
- ¿Qué tú no te vienes, Leire? – me dio un vuelco el estómago.
- ¿Yo? No, no. Que va. Me voy a comer a casa. Además, no creo que a Carla e Isaac le hiciera mucha gracia.
- A Isaac le daría igual, y lo sabes. Bueno, tú te lo pierdes. – puso cara de pícaro.
- No pasa nada. De todas maneras, muchas gracias Edgar.
- De nada, chica.

Se marcharon. A los pocos minutos apareció Isaac como de la nada. Le dije lo que me habían dicho sus amigos. Él solo asintió con la cabeza. Nos pusimos los cascos y nos fuimos dirección a casa.


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domingo, 5 de abril de 2009

El Recreo

Tocó la campana para salir al recreo. Lo estaba deseando. No aguantaba ni un minuto más encerrada en una clase. Necesitaba respirar un poco de aire libre. Quería ver a más gente aparte de los de mi clase. Además, creo que mi estómago me estaba pidiendo un poco de comida. Me saqué el sándwich que mi madre me había echo para almorzar. Lo ojeé. Justo lo que me apetecía: jamón york, queso y lechuga. Me encantaba. Le di un gran bocado. Nanni se me quedó mirando boquiabierta.

- ¿Qué pasa? Tengo hambre…
- No, si ya lo vemos – dijo Nanni sonriendo.
- Oye chicas, ¿me acompañáis a la cafetería? Me apetece una coca-cola – dijo Auro.
- Claro. Eso está echo.

Nos dirigimos hacía la cafetería. No me gustaba estar allí, porque en las mesas siempre se podían ver a las chicas y chicos más populares del instituto. Al entrar pude distinguir en una mesa a Carla, Eric y otros muchos chicos y chicas de su clase y de su grupo de amigos. Lo que no me gustó nada es que con ellos estaba también Isaac, y eso quería decir que en nada se presentaría en la cafetería Edgar. Y peor aún…se sentaría con ellos. Ya está, acababa de perder cualquier oportunidad de que Edgar se fijara en mí.
Nos dirigimos directamente a la barra. Auro fue atendida enseguida, y se pidió la deseada coca-cola. Yo me pedí una piruleta. Me tranquilizaba cuando estaba nerviosa.
- Leire, Leire. – oí que alguien me gritaba desde alguna mesa. Busqué con la mirada por toda la cafetería hasta que me di cuenta que la voz provenía de la mesa de mi hermana. Era Isaac.
- ¿Qué quieres? – le dije desde la barra.
- Oye, cómprame una bolsa de algo y una fanta de naranja, anda.

Me giré para el mostrador y pedí una bolsa de gusanitos y la fanta. No sé si le gustaría, pero es lo primero que me salió por la boca. Eché un vistazo al monedero. Mierda. No llevaba suficiente dinero, y estaba claro que no me iba a acercar a la mesa de Isaac a pedirle dinero. Que vergüenza.
- Toma Leire, que te estoy viendo apurada – alguien me estaba dejando dos euros. Subí la cabeza. Era él. Era Edgar. Él era el que me estaba dejando dinero para pagar lo que mi hermano me había pedido.
- Gra, gra, gracias. – tartamudeé.
- De nada. – me dirigió una de sus sonrisas más bonitas.

Pagué con el dinero que me había dejado Edgar.
- Oye, ya te daré el dinero.
- No te preocupes, anda. Ya se lo pediré a tu hermano.

Cogió las cosas de mi mano y se alejó sin decir nada más. Había echo el ridículo más grande de mi vida. Había tartamudeado delante del chico que me gustaba desde hacía bastantes años. No me lo creía. Seguro que había pensado de mí que era una niñata. Él solo tenía un año más que yo, pero parecía mucho más mayor. No me volvería a dirigir la palabra en la vida. Seguro.
Salimos de la cafetería. En ese momento era lo que me apetecía. No quería estar más tiempo dentro de ese lugar. Abrí la piruleta y me la metí en la boca.
Nos fuimos hacia unos bancos a hablar un poco de lo que habíamos echo este verano. Yo no comenté casi nada el respecto. Está sumida en lo que acababa de ocurrir en la cafetería. Sabía que este año iba a ser complicado. No sabía por qué, pero tenía esa sensación, y sabía que no me iba a equivocar.


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miércoles, 1 de abril de 2009

Primeras horas en el instituto

En menos de cinco minutos ya estábamos en el instituto. Andando no estaba lejos, a tan solo un par de manzanas. Pero en moto, todo era mucho más rápido. Me gustaba ir con mi hermano en moto, y más al instituto. Aparecer allí con Isaac y en su moto era como subir de nivel en la escala de popularidad del instituto.
Isaac aparcó la moto en el parking y nos bajamos. Todo el mundo que estaba alrededor se nos quedó mirando, envidiándome porque iba con él. Isaac era consciente de ello. Me quité el casco y se lo di. Le di un beso en la cara, cogí mi mochila y me dirigí hacia el insti.

Entré por la puerta. Vi a mucha gente conocida. Eso pasaba si llevabas en el instituto cuatro años, como llevaba yo. Pero siempre gustaba ver caras nuevas. Al final del pasillo vi una cara más que conocida. Era mi amiga Nanni. Habíamos ido juntas desde la infancia. Nos llevábamos muy bien: nos contábamos todo y confiábamos la una en la otra, que era lo más importante. Nanni iba acompañada de otra chica que yo no conocía. Vinieron directas a mí.
- Hola Leire – Nanni me dio un abrazo y dos besos.
- Hola guapa. Cuanto tiempo, aunque estuvimos hablando el otro día por teléfono.
- Si…¿te acuerdas que te dije que una amiga mía se iba a mudar aquí y se iba a apuntar a nuestro insti?
- Si, claro. – asentí.
- Pues es está. Se llama Auro. – le di dos besos. Era muy guapa. Me superaba por muy poco en altura, pero estaba claro que llamaba mucho más la atención, porque a parte de ser rubia, tenia los ojos azul claro.
- Encantada de conocerte. Espero que te habitúes pronto a este instituto, hay gente muy maja. – le sonreí.

Las tres nos fuimos directas a clase de Mates, que era la primera que teníamos. Cuando estábamos entrando nos cruzamos con Isaac, que me guiñó un ojo.
- ¿Por qué te ha guiñado un ojo ese bombón? - me preguntó Auro.
- ¿Quién? ¿Isaac? – solté una risotada.
- Auro, es que Isaac es el hermano de Leire. – le aclaró Nanni.
- Pues que suerte, chica…


Entramos a clase sin entretenernos más. Ya había gente sentada en los sitios. Con la mirada visualicé toda la clase. No vi muchas caras nuevas. Pero no era eso lo que iba buscando. ¿A quién buscas, Leire? Oí como Nanni me dijo susurrando al oído. Le sonreí tímidamente. Nos sentamos en la tercera fila, que era donde había tres sitios juntos sin ocupar.
Cuando coloqué la mochila en el suelo, presentí que había entrado. Y no me equivoqué. Pude oler su colonia a distancia. Era Edgar. Tenía un año más que yo. Se solía juntar mucho con Isaac. De hecho, era de su grupo de amigos. Medía más o menos igual que mi hermano, con el pelo castaño oscuro y los ojos verdes. Desde que entré en el instituto me había fijado en él, y como para no hacerlo. Era muy popular entre las chicas de allí. Pero sabía de sobra, que algo con él era imposible. Siempre había estado coladito por Carla. Ella lo sabía, también le parecía guapo, pero su primera regla era no salir con chicos más pequeños que ella. Aunque alguna vez la había incumplido, pero eso a mi no me importaba.
Se sentó al lado de Ben, otro chico bastante popular. Se chocaron las manos entre ellos en señal de saludo. Empezaron a hablar entre ellos de las vacaciones, podía oírlos. Edgar desvió su mirada hacía donde estábamos sentadas nosotras. Cambié mi mirada a mi mochila, e hice como si estuviera buscando algo en ella. Deseé que Edgar me estuviera mirando a mí y no a Auro, aunque sabía que no era así.
En ese momento entró Cynthia. Todos los chicos que estaban presentes en clase se callaron para poder observar como ella entraba contorneándose hasta su asiento. No era muy alta, pero estaba muy bien proporcionaba. Tenía el pelo tipo melena, pero sabía arreglárselo muy bien. Llamaba la atención sus ojos azules. Se juntaba con mi hermana Carla, por ello era muy popular. Al igual que ella, era muy estúpida. Se lo tenía bastante creído, y siempre miraba por encima del hombro, pero parece ser que eso a los chicos no les importaba.
Se sentó al lado de Edgar. La envidiaba en ese momento. Habla con él tan normal. Yo había hablado muy poco con Edgar, y cuando lo hacía no era capaz de formar una frase coherente. Se me hacía un nudo en el estómago y no lo podía deshacer.
La clase se pasó volando, al igual que las dos siguientes. Los profesores no comentaron nada interesante, solo que daríamos durante el curso y en que temas nos centraríamos más.


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