viernes, 10 de julio de 2009

Tarde entretenida

No acababa de darme la vuelta cuando alguien volvió a llamar al timbre. Esta vez eran Nanni y Auro. Salí y cerré la puerta tras de mí. Solo había andado unos metros cuando alguien abrió la puerta de mi casa. Me giré. Era Isaac.
- ¿Vais al parque? – preguntó a todas pero solo mirando a Auro.
- Sí, claro. – contestó Nanni.
- Pues esperarme que me voy con vosotras. Subo a coger unas cosas y ahora mismo bajo.
- Vale. – dije yo.
Dejó la puerta abierta y todas vimos como subía las escaleras de dos en dos. Nanni y yo miramos a Auro.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué me miráis?
- Por nada, por nada. – Nanni intentaba disimular pero las tres sabíamos porque mirábamos a Auro.

Isaac bajaba las escaleras casi corriendo. “Podemos irnos” dijo cerrando la puerta. Los cuatro nos pusimos a andar hacia el parque. Cuando llegamos, en uno de los bancos estaban Edgar y Ben esperando a Isaac. Éste se despidió de nosotros y se fue hacia ellos. Nosotras, nos sentamos en un banco y empezamos a hablar.
- Chicas, ¿cómo sabe Ben que a mí me gusta Isaac? – preguntó Auro un poco preocupada. Sabía que aunque intentaba disimularlo, no paraba de darle vueltas a la cabeza sobre ese tema.
- No tengo ni idea. – dijo Nanni. – Pero se ha enterado.
- Pues vaya… ¿y ahora qué hago?
- ¿Cómo que qué haces? – le pregunté sin querer obtener respuesta. – Mira, Auro, esta misma mañana, después de haber estado en la cafetería del instituto, Isaac me cogió antes de entrar en clase y me preguntó si era verdad eso de que a ti te gustaba él. No sé por qué me lo preguntaría, pero por pura curiosidad no creo.
- Seguro que era por pura curiosidad. – dijo Auro. - ¿O qué me estás queriendo decir? ¿qué le intereso a Isaac? Porque si me estás queriendo decir eso ahora mismo voy y le planto un beso.
- Pues sí, Auro, es lo que te está queriendo decir Leire.
- Chicas, no me digáis eso, que me voy a tener que levantar a darle un beso a Isaac. – dijo sonrojándose.
- Más vale que no, espérate un poco no vaya a ser que luego ya no haya solución. – le aconsejé.

Estuvimos un rato hablando en el banco, pero enseguida nos levantamos para irnos al centro comercial. En ese momento Isaac miró hacia nuestro banco, y por señas me preguntó dónde íbamos. Yo le contesté, también por señas, que nos íbamos al centro comercial. Él asintió, se dio media vuelta y continuó fumándose el cigarrillo que tenía en la mano.
Ya en el centro comercial, entramos en un par de tiendas. Enseguida Auro se apañó. Encontró un bikini negro increíble, y le quedaba de infarto. Como las compras las habíamos terminado pronto, decidimos volver al parque para ver si aún estaban los chicos allí, pero cuando llegamos el parque estaba vacío. No había nadie. La verdad es que eran ya las ocho de la noche, y los niños que por allí estaban jugando ya se habían ido a sus casas.
- Chicas, ¿os apetece que vayamos al supermercado a comprar un par de cervezas, y nos venimos aquí a bebérnoslas? – propuso Auro.
- A mí me parece una idea estupenda, la verdad. Y me apetece bastante. – Nanni apoyó la idea.

Y eso fue lo que hicimos. En un par de minutos estábamos de nuevo en el parque con dos botellas de litro de cerveza. Habíamos comprado también unos vasos. Nos echamos un vaso de cerveza cada una y nos lo bebimos a trago. Volvimos a rellenar.
- Ya verás tú con la tontería…al final pillamos una buena. – dijo Nanni riéndose.
- Por cierto, chicas. - empezó diciendo Auro. – Me ha dicho mi hermano que mañana él se va a ir a la casa de campo de los abuelos de Edgar con mi primo Dani en el coche, y que van solos. Por si nos queríamos ir con ellos.
- Por mi vale, porque mis hermanos se van con Eric, y yo no pinto nada en ese coche. – añadí yo.
- Por mi también. – dijo Nanni.

Estuvimos en el parque hasta que nos bebimos las dos botellas. Después nos fuimos de camino a casa. A mí me costaba un poco andar, pero no era la única. A mitad del camino nos separamos y cada una se dirigió hacia su casa. Cuando estaba cerca de la puerta de mi casa, oí como alguien gritó mi nombre.
- Leire, Leire. –me giré. Era Isaac.
- ¿Qué quieres? – pregunté, aunque me costó algo vocalizar.
- ¿Cómo que qué quiero? –se acercó a mí. - ¿Has estado bebiendo?
- Solo me he tomado un par de cervezas.
- Yo creo que te has tomado algo más de un par, ¿me equivoco? – giré la cabeza de un lado para el otro negándolo. – Ahora, cuando entres en casa dile a la mamá que te vas a acostar, que has cenado en el centro comercial.
- Sí, señor. – dije mientras hacia el típico gesto militar.

Me cogió del brazo y me acompañó a la puerta de casa. Cuando entré, mi madre estaba en la cocina. Hice caso a mi hermano y le dije lo que me había dicho. Ella se quedó algo extrañada, pero no me dijo nada.
Isaac me acompañó al cuarto. Me dio un beso de buenas noches y se bajó al cenar. Me puse el pijama como pude y me tumbé en la cama. Todo me daba vueltas. Cerré los ojos para que todo aquello parara. Me pesaban los ojos... Intentaba no dormirme, pero no pude remediarlo.

Safe Creative #0907104113691

Nota de la autora: FELICES VACACIONES. LEIRE.