martes, 18 de mayo de 2010

Parón por exámenes

Hola a todos!

Bueno, hoy no posteo para subir un nuevo trozo de mi novela, sino para deciros que durante un tiempo no voy a poder subir.

Ahora estoy de exámenes finales (como muchos de vosotros por no decir todos) y he de concentrarme en estudiar y sacarlo todo adelante. Y la verdad, es que la novela me quita bastante tiempo de ese estudio.

Además (por esta misma causa, supongo) muchos de vosotros ya casi no pasais por mi blog porque estais más atentos ahora mismo en los estudios que en otras cosas. Eso se refleja, claramente, en los comentarios. Cada vez tengo menos, pero es una cosa comprensible.

Así que espero que me comprendais y, a la vez, me perdoneis.

En cuanto acabe los exámenes, estaré de vuelta con muchas nuevas historias entre Leire y todos los demás personajes.

Un beso a todos. Y hasta muy pronto. LEIRE.

jueves, 13 de mayo de 2010

¿O quizá sí?

Salí de la habitación y fui directamente a la cocina. Allí estaba mi madre. Le di un beso en la mejilla y le pregunté qué tal le había ido la comida en casa de Rita. Por su cara supuse que había ido bien.

- Mamá, no hagas nada para cenar. Voy a coger un brick de caldo preparado para hacer unos fideos para mí y para Isaac.
- ¿Y eso?
- Es que tenemos un poco el estómago revuelto.
- ¿Qué pasa? Que al final ayer bebisteis, ¿o qué? Mira que os dije que no bebierais nada. Ni caso. El alcohol es malo, y más si abusáis. Ya tuve una discusión con Carla una noche por eso, porque la pillé borracha, y en nuestra casa. Así que, por favor, aprender un poco de vuestros errores. No quiero que bebáis más, ¿entendido?
- Entendido mamá. Pero no pasa nada, porque cuando salgas de fiesta te bebas un par de cubatas, ¿no?
- No, claro que no pasa nada si solo te bebes un par como mucho, pero no cerca de una botella.
- Mamá, nosotros no bebemos tanto. – bajé un poco la mirada. Mi madre no era tonta, y sabía perfectamente que habíamos bebido más de la cuenta, porque con dos cubatas una persona no tenía resaca.
- Bueno, dejemos el tema. Ahora os hago yo el caldo. ¿Tu hermana también quiere?
- No, Carla está durmiendo ya. Se ha levantado esta mañana a hacer la comida, y esta tarde estaba cansada y se ha acostado.
- Otra que tal baila. A esa también la voy a espabilar yo. Como no me saque bien la selectividad, se va a enterar.
- Mamá, tienes que confiar en ella. Yo sé que Carla lo va a sacar, y encima con nota, porque ella es muy lista.
- Sí, pero últimamente sale demasiado, igual que vosotros. Y no me gusta nada que salgáis tanto. Lleváis varios sábados seguidos saliendo, y eso no me gusta.
- No hacemos nada malo. Simplemente nos divertimos con los amigos, y nada más.
- Sí, eso me parece estupendo. Pero creo que ya os estáis pasando. Os estoy dejando demasiada libertad y os estáis aprovechando.
- Mamá, yo no lo veo así. Pero bueno, no quiero discutir contigo.
- Ni yo, cariño. Ni yo. – se acercó a mí y me dio un beso en la frente. – Eres un encanto, Leire. Sé que nunca me vas a fallar.
- Claro que no, mamá. Yo siempre estaré aquí para lo que necesites.

Mi madre cogió el brick del caldo de la despensa, y lo echó en una cacerola para que se calentara. Le puso unos fideos, también. Enseguida bajó Isaac. Cuando vio a nuestra madre, le dio un beso, pero ella seguía seria, en sus trece. Se notaba que en casa de Rita habían hablado de temas importantes y serios y venía un poco enfadada, o quizá molesta. Isaac lo notó y no comentó nada. No quería que se enfadara más y le empezara a echar la bronca. Él tampoco estaba para muchos gritos.

Cenamos en silencio, y cuando terminamos, recogimos la mesa entre mi hermano y yo y nos fuimos a acostar. Yo estaba demasiado cansada. Al día siguiente teníamos clase y quería estar reposada y con la mente despejada.
Le dí las buenas noches a mi hermano, y entré en mi habitación. Fui directa a ponerme el pijama, pero pronto me di cuenta de que ya lo llevaba puesto. ¡No me lo había quitado en todo el día!
Me senté en la cama y miré el móvil. Ni una llamada de Edgar. ¿Aún tenía la esperanza de que fuera a encontrar una llamada o un mensaje de él en mi móvil? Parecía mentira. Después de todo lo que me había hecho, aún me esperaba un perdón por su parte, o algo por el estilo. Pero en el fondo de mi corazón, sabía que eso no iba a ocurrir. ¿O quizá sí?

Safe Creative #1005136284293

PD: Bueno, lo he comentado en el Twitter, pero lo comento aquí también por si no lo habeis leido allí. El martes pasado no pude subir nueva entrada porque se me rompió la linea y no podía conectarme. Estuvieron todo el día arreglandola, y no tuve servicio hasta ayer por la noche. Lo siento, y espero que me perdoneis. SIEMPRE VUESTRA. LEIRE.

jueves, 6 de mayo de 2010

No pases de ella.

Después de estar otro rato más hablando, nos despedimos y mis amigas se fueron de mi habitación. Resoplé. No me podía creer que Nanni estuviera saliendo con Eric de forma formal, no un simple rollo de tan solo una noche, o un par. Por otro lado, Auro me daba pena. Ella estaba colada totalmente de Isaac, y él había pasado de ella durante toda la noche del sábado. Y quería hablar con ella mañana en el recreo. ¿Qué querría comentarle? Estaba preocupada. Mi hermano estaba demasiado serio cuando lo había dicho. Esperaba que no fuera nada malo, y tan solo fuera una tontería.

Era casi la hora de cenar, y mi madre acababa de entrar en casa después de haber estado todo el día fuera. Salí de mi habitación y fui a llamar a mi hermana a su cuarto. Entré, después de llamar a la puerta, y vi a Carla tumbada en la cama, durmiendo. No la llamé. No quería despertarla.
Salí del cuarto sin hacer apenas ruido y me fui directamente a la habitación de Isaac. Entré sin llamar a la puerta. Y ahí estaba Isaac, tumbado en la cama y con los ojos tapados con un antifaz.

- Isaac, ¿estás bien?
- Sí, ¿por qué? ¿Qué quieres? – dijo sin quitarse el antifaz.
- No quiero nada. Simplemente he venido a ver como estabas y a decirte que la mamá ya ha venido a casa, porque la he oído entrar.
- Pues vale. – contestó rotundamente y de forma vacilante.
- Oye, ¿qué te pasa? ¿Por qué me contestas así?
- Por nada, y no me pasa nada.
- ¿Cómo que no? Estas súper borde, y encima ayer pasaste de Auro durante toda la noche. No le hiciste ni caso. – Isaac se quitó el antifaz y me miró directamente a los ojos.
- Lo sé. No era mi intención. Pero no pude hacer nada al respecto. Iba demasiado pasado de rosca y no era consciente de mis actos.
- ¿Ah no? ¿Ni al principio?
- Si, al principio de la noche sí, pero luego ya no. Estuve hablando con ella durante un rato, pero luego ya…no sé lo que hice.
- Yo si lo sé. Pasaste de ella. Ni caso. Ni miradas.
- Puf. La he liado, ¿no?
- Pues sí, un poco. Ella está preocupada porque piensa que ya no quieres saber nada de ella y que ya no te gusta.
- Eso es mentira. Me gusta más que nunca. – bajó la mirada mientras una sonrisa tímida le salió de su boca.
- ¿Sí? Pues Isaac, que quieres que te diga, no lo demuestras. Y como sigas así la vas a perder, y para siempre. Y no quieres eso, ¿verdad?
- Claro que no.
- Pues no juegues más. Si la quieres, ves directamente a por ella, porque puede ser que ella se canse y no quiera luego nada contigo.
- Espero que eso no pase.
- Si no quieres que pase, ya sabes lo que tienes que hacer. Es un consejo que te doy, porque conozco a mi amiga. Es una buena chica, y no se merece sufrir. Porque ella es capaz de hacer por ti lo que sea, y no quiero que le hagas daño.
- No te preocupes, que eso no va a pasar.
- Bueno, solo te quería decir eso.
- Gracias enana. – me sonrió. Se levantó de la cama y me abrazó.
- De nada. Para eso estamos los hermanos. Tú siempre has estado ahí ayudándome en todo y defendiéndome en la medida de lo posible. Y esto es lo mínimo que puedo hacer.
- Gracias de nuevo.
- Por cierto, ¿qué quieres para cenar? Porque no creo que tu estómago esté para soportar una de las cenas de mamá. – los dos reímos.
- Bueno…estaría bien un caldito suave de fideos o algo, ¿no crees?
- Si, lo creo. Y me parece que yo me voy a hacer otro, porque tengo el estómago un poco revuelto.
- Vale. Ahora mismo bajo a ayudarte.
- Bien. Te espero abajo.

Safe Creative #1005066213981

martes, 4 de mayo de 2010

¿De qué querrá hablar?

- Me alegro por ti, Nanni. – agregué. – Era lo que querías desde hacía años. Cuantas veces he tenido que aguantar tus lloros porque veías a Carla y a Eric besándose por el instituto.
- Lo sé. Pero ahora eso no va a pasar, L, porque Eric ya es mío. Y espero que para siempre, porque lo quiero con toda mi alma.
- Sí, pero ten cuidado N. – dijo Auro. – Ve despacio, que ya sabes que las relaciones aceleradas no traen nada bueno.
- Si, lo sé. Estaos tranquilas. Ahora que lo he conseguido, no quiero perderlo por una equivocación mía. Eso no me va a pasar. – sonreí. – Bueno, ahora cuéntanos lo que te pasó a ti, L. – dijo mientras Nanni me miraba pícaramente.
- Cuando salí a ver a Isaac porque estaba fatal, Dani se ofreció a traernos a los dos a casa. Le dije que no hacía falta, que yo estaba bien, y que podía perfectamente con mi hermano. Pero él insistió. Cuando llegamos aquí a casa, Isaac entró directamente a casa dejándome a solas con Dani.
- Y os besasteis. – afirmó Auro. La miré.
- ¿Quieres contar tú la historia o yo?
- Tú, que te la sabes mejor. Perdona. – sonrió.
- Vale. Le di las gracias por todo lo que había hecho por mí durante toda la noche. Me dijo que no era nada, yo le dije que sí, que había hecho muchas cosas por mí, y que qué más quería. A lo que él me contestó que lo que quería en ese momento sabía que no iba a ocurrir, por lo que no pedía nada más. Le di las buenas noches, una beso en la mejilla, y entré en casa.
- ¿Sólo? ¿No os besasteis? – dijo Nanni.
- No, no nos besamos. No lo vi oportuno. Además, no quería besarle. No estoy segura de lo que siento por él. Y es que aún estoy coladita por Edgar, y contra eso no puedo luchar. No quiero darle falsas esperanzas a Dani y que se piense cosas que no son. No quiero utilizarle para olvidar a Edgar. Eso es de ser mala persona.
- Leire, cariño, eso lo hace todo el mundo. ¿Nunca has oído el refrán ese de que un tornillo quita a otro tornillo? – dijo Auro.
- No es así, tonta, es que un clavo quita a otro clavo. – aclaró Nanni.
- Da igual. Quiere decir lo mismo, ¿no? – se defendió la ofendida. - Pues ya está.
- Sí, si lo he oído. – contesté. – Pero yo no quiero aplicarlo, y menos con Dani. Porque él me importa. Es mi amigo y no quiero hacerle daño, porque no se lo merece. Así que, mientras no tenga claras las cosas, no pienso hacer nada.
- Pero si mi primo es un bombón. – dijo Auro.
- Lo sé, y no te digo lo contrario, pero… ¡ay! Dejadme. No me atosiguéis.
- No, no te atosigamos. – dijo Nanni. – Nosotras estaremos contigo pase lo que pase, y decidas lo que decidas. Para eso somos amigas. Y lo que hacen las amigas es ayudarse y apoyarse en todo, ¿no?
- Claro. ¡Abrazo colectivo! – nos levantamos las tres de donde estábamos sentadas y nos abrazamos.

En ese momento alguien entró en el cuarto. Las tres nos separamos para ver quién era. Isaac estaba en la puerta con mala cara y con bastantes ojeras.

- Chicas, no es por aguaros la fiesta, pero estoy hecho polvo, y me apetece descansar un poco. Así que, si no os importa, ¿podríais hablar un poco más bajo?
- Claro. – contestó Auro mientras le ponía ojitos. - ¿Cómo te encuentras, Isaac?
- Mejor, gracias. Auro, me gustaría poder hablar contigo mañana en el recreo o cuando tengas un rato libre, ¿vale? Hablaría ahora, pero es que no me encuentro demasiado bien, lo siento.
- No te preocupes, mañana en el recreo te busco y me cuentas.
- De acuerdo. Mañana entonces. Y gracias de nuevo chicas por bajar la voz. Mi cabeza os lo agradece. – intentó sonreír, pero no era su típica sonrisa reluciente y llena de vida, sino que estaba algo más apagada.

Salió de la habitación cerrando la puerta sin apenas hacer ruido. Nos miramos todas, pero nadie pronunció ni una palabra.

- ¿De qué piensas que quiere hablar mi hermano contigo, Auro? – le pregunté.
- No tengo ni idea, si quieres que te diga la verdad, porque ayer pasó de mí durante toda la noche. Casi no me dirigió la palabra y no estuvimos ni un momento a solas. Así que…
- No sé. Algo importante tendrá que decirte cuando no ha podido esperar a mañana para decírtelo.
- Miedo me da. Estaba muy serio. Era algo importante, y creo que no era nada bueno. Seguro que ya no quiere intentarlo conmigo, y no quiere saber nada más de mí.
- No digas eso, Auro, porque sabes que no. Querrá contarte otra cosa, pero eso no creo que sea.
- Espero que no.

Safe Creative #1005046195733