jueves, 16 de abril de 2009

Segundo día: viernes

Sonó el despertador a la misma hora que el día anterior, y seguía teniendo el mismo sueño. Esto no podía seguir así, no entendía por qué tenía tanto sueño, si dormía lo suficiente.
Me arreglé antes de bajar a desayunar. Abrí mi armario, y no encontré nada que me gustara. Esa misma tarde iría de compras al centro comercial, necesitaba ropa nueva urgentemente. Esto no podía seguir así.
Bajé a desayunar. Mis hermanos ya estaban abajo. No vi a mi madre, por lo que supuse que ya se habría ido a trabajar. Me dio rabia, porque me gustaba despedirme de ella.
- Buenos días a los dos.
- Buenos días Leire. – contestó Isaac.
- Hola enana. – esa fue la contestación de Carla – Ayer te vi que estabas en el parque, ¿eh?
- Si, como tú. Pero había una pequeña diferencia, que yo no estaba fumando.
- ¿Y qué pasa porque fume? Nada, si mamá no se entera… ni se enterará. Además, no soy la única.
- ¡Eh! A mí no me incluyas en la bronca. – añadió Isaac. - ¿Y qué más dará? Cada uno hace lo que le apetece. Lo que no hay que hacer es contárselo a mamá, y ya está. La solución fácil.
- Por mi bien. – dijo Carla.
- Y por mi también, aunque yo no tengo nada que ocultar. – dije mientras me hacía el vaso de leche.
- Ya lo tendrás… - dijo Isaac disimuladamente.
- Que raro que no está aquí Eric ya, ¿no? – dije yo sin entusiasmo alguno.
- Que va. Es que hoy no viene a por mí. Hoy no va a clase, porque ha ido a pillar…
- Ya vale Carla. – le cortó Isaac.
- ¿A pillar qué? – pregunté yo intrigada.
- Nada Leire, cosas de mayores. – dijo Isaac mirándome a la cara.
- Además, ya no estamos juntos. Hemos decidido ir cada uno por una parte: relacionarnos con más gente, y cosas de esas. Pero claro, yo sé que siempre va a estar ahí.
- Pues como tú. – añadió Isaac mirando al suelo.
- Pues claro está, cuando le necesite, ya me entiendes hermanito… - dijo pasándose la lengua por los labios.
- Si es que eres más…
- Me voy a arreglarme, que aún me falta pintarme un poco. – le cortó Carla.

Se subió casi corriendo. No había entendido muy bien la conversación. ¿Eric a por qué había ido? Se lo preguntaría a mis amigas, no me podía quedar con esa duda. Ellas seguro que si que lo sabían. Isaac había dejado a Carla como un poco suelta en el tema de los chicos. Yo eso ya lo sabía, pero no del todo seguro. Ahora lo había confirmado. Y no me extrañaba. Estaba claro.
Terminé de desayunar sin establecer conversación con mi hermano. Solo hacía que mirar el vaso de leche vacío que tenía delante de él, meneando la cuchara que contenía de un lado para el otro. No quise comentarle nada sobre la conversación que acabábamos de tener los tres.

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