jueves, 28 de mayo de 2009

En los baños

Salí de la cafetería y me fui al banco donde estaban mis amigas. Le di a Nanni el chupa-chups y les conté que Edgar nos había invitado a su barbacoa. A ellas les pareció estupendo.

Sonó el timbre y nos dirigimos a las siguientes tres clases que teníamos. Por el pasillo me topé con Fanny. Cuando pasé por su lado, ella me rozó la mano a la vez que me daba una nota. Mis amigas no percibieron esa acción. Entramos en clase y me senté en la silla en la que horas antes había estado. Abrí el papel a rayas que me había dado Fanny. En él ponía:
"Te espero en los baños de las chicas en cinco minutos. No tardes. Tengo que contarte algo muy importante. Fanny."
Para poder acudir, me tendría que saltar las clases, y eso no me hacía gracia. Pero me había citado con ella, y si lo que me tenía que contar era tan importante, no podía faltar. Agarré mi mochila y me levanté de la silla.
- ¿Dónde vas, Leire? – Nanni, que estaba unas sillas a mi derecha, se dio cuenta de que me había levantado. Me acerqué a ella.
- Me tengo que ir al baño. – una excusa rápida para que ella no sospechara. – Creo que me ha bajado la regla.
- Vale, no te preocupes.

Salí airosa de la situación. Me dirigí rápidamente a los baños de las chicas. Abrí la puerta, pero allí no había nadie.
- ¿Hola? – pregunté al aire.
- Sabía que ibas a venir. – Fanny salió de uno de los baños.
- Es que acabo de leer la nota que me has dado, y como has dicho que era muy importante, pues he venido lo antes que he podido. – dejé la cartera apoyada en una de las paredes.
- Si. Era para contarte lo que me ha pasado con Edgar. Como te he dicho en el recreo, lo hemos arreglado todo. Ahora estamos muy bien. Hemos hecho las paces y todo ha salido a pedir de boca. – estaba contenta. Se lo notaba.

Sacó de un bolsillo un paquete de cigarros. No quería aparentar delante de ella que era una adolescente de quince años que no fumaba, aunque fuera de vez en cuando, por lo que cogí uno. Me lo guardé en el bolsillo. Ella sacó uno y se lo encendió.
- ¿No te lo fumas ahora? – me preguntó intrigada.
- No, ahora no. No me apetece. Luego cuando salga de aquí. En la calle.
- De acuerdo. – se guardó el paquete de nuevo en el bolsillo del pantalón. – Como te iba contando, ahora que hecho las paces con Edgar me gusta más que nunca. De hecho, me ha invitado a una barbacoa que hace él este fin de semana en la casa de campo que tienen sus abuelos.
- Ya, ya lo sé. A mí también me ha invitado. – le dije.
- ¿Sí? Pues bien, porque así me podrás ayudarle a conquistarle, ¿vale? – la idea de ayudarla no me gustaba nada. Tenía que hacer que Edgar se fijara en mí, no en otra.
- Lo intentaré. – no supe contestarle otra cosa.

Estuvimos hablando de Edgar hasta que a Fanny se le acabó el cigarro. Me había saltado una clase para que me contara eso, que no era nada importante. Yo nunca había faltado a clase por placer, sino que siempre que lo hacia era o porque estaba enferma o porque tenía que ir al médico. Pero en cambio Fanny, parecía hacerlo con bastante frecuencia.
Sonó el timbre. Cogí mi cartera del suelo y me dispuse a salir de los baños dirección a clase.
- ¿Dónde vas, Lei? – Fanny me había cogido de la muñeca.
- A clase. Ya me he saltado una y no quiero perderme más.
- Vaya. – Fanny puso cara de decepción. – Ahora que le había dicho a las demás que nos fuéramos al centro comercial que las invitaba a comer.

No tenía escapatoria. Era un buen plan, y encima me invitaba a comer. En cambio, si volvía a clase le tendría que explicar a Nanni y Auro porque me había saltado una clase entera. No podía inventarme ninguna excusa, pero si me saltaba las demás clases que quedaban podría decir que me encontraba mal y me había ido a casa. Podía funcionar. Por lo que no me lo pensé más.
- De acuerdo. – le sonreí. – Vámonos.
- Esta es mi Leire. – me abrazó.

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Nota de la autora:esta es la última entrada de la semana. Lo siento. Ahora vienen los exámenes y me voy a pasar todo el fin de semana estudiando. Un beso para todos. LEIRE.