martes, 4 de mayo de 2010

¿De qué querrá hablar?

- Me alegro por ti, Nanni. – agregué. – Era lo que querías desde hacía años. Cuantas veces he tenido que aguantar tus lloros porque veías a Carla y a Eric besándose por el instituto.
- Lo sé. Pero ahora eso no va a pasar, L, porque Eric ya es mío. Y espero que para siempre, porque lo quiero con toda mi alma.
- Sí, pero ten cuidado N. – dijo Auro. – Ve despacio, que ya sabes que las relaciones aceleradas no traen nada bueno.
- Si, lo sé. Estaos tranquilas. Ahora que lo he conseguido, no quiero perderlo por una equivocación mía. Eso no me va a pasar. – sonreí. – Bueno, ahora cuéntanos lo que te pasó a ti, L. – dijo mientras Nanni me miraba pícaramente.
- Cuando salí a ver a Isaac porque estaba fatal, Dani se ofreció a traernos a los dos a casa. Le dije que no hacía falta, que yo estaba bien, y que podía perfectamente con mi hermano. Pero él insistió. Cuando llegamos aquí a casa, Isaac entró directamente a casa dejándome a solas con Dani.
- Y os besasteis. – afirmó Auro. La miré.
- ¿Quieres contar tú la historia o yo?
- Tú, que te la sabes mejor. Perdona. – sonrió.
- Vale. Le di las gracias por todo lo que había hecho por mí durante toda la noche. Me dijo que no era nada, yo le dije que sí, que había hecho muchas cosas por mí, y que qué más quería. A lo que él me contestó que lo que quería en ese momento sabía que no iba a ocurrir, por lo que no pedía nada más. Le di las buenas noches, una beso en la mejilla, y entré en casa.
- ¿Sólo? ¿No os besasteis? – dijo Nanni.
- No, no nos besamos. No lo vi oportuno. Además, no quería besarle. No estoy segura de lo que siento por él. Y es que aún estoy coladita por Edgar, y contra eso no puedo luchar. No quiero darle falsas esperanzas a Dani y que se piense cosas que no son. No quiero utilizarle para olvidar a Edgar. Eso es de ser mala persona.
- Leire, cariño, eso lo hace todo el mundo. ¿Nunca has oído el refrán ese de que un tornillo quita a otro tornillo? – dijo Auro.
- No es así, tonta, es que un clavo quita a otro clavo. – aclaró Nanni.
- Da igual. Quiere decir lo mismo, ¿no? – se defendió la ofendida. - Pues ya está.
- Sí, si lo he oído. – contesté. – Pero yo no quiero aplicarlo, y menos con Dani. Porque él me importa. Es mi amigo y no quiero hacerle daño, porque no se lo merece. Así que, mientras no tenga claras las cosas, no pienso hacer nada.
- Pero si mi primo es un bombón. – dijo Auro.
- Lo sé, y no te digo lo contrario, pero… ¡ay! Dejadme. No me atosiguéis.
- No, no te atosigamos. – dijo Nanni. – Nosotras estaremos contigo pase lo que pase, y decidas lo que decidas. Para eso somos amigas. Y lo que hacen las amigas es ayudarse y apoyarse en todo, ¿no?
- Claro. ¡Abrazo colectivo! – nos levantamos las tres de donde estábamos sentadas y nos abrazamos.

En ese momento alguien entró en el cuarto. Las tres nos separamos para ver quién era. Isaac estaba en la puerta con mala cara y con bastantes ojeras.

- Chicas, no es por aguaros la fiesta, pero estoy hecho polvo, y me apetece descansar un poco. Así que, si no os importa, ¿podríais hablar un poco más bajo?
- Claro. – contestó Auro mientras le ponía ojitos. - ¿Cómo te encuentras, Isaac?
- Mejor, gracias. Auro, me gustaría poder hablar contigo mañana en el recreo o cuando tengas un rato libre, ¿vale? Hablaría ahora, pero es que no me encuentro demasiado bien, lo siento.
- No te preocupes, mañana en el recreo te busco y me cuentas.
- De acuerdo. Mañana entonces. Y gracias de nuevo chicas por bajar la voz. Mi cabeza os lo agradece. – intentó sonreír, pero no era su típica sonrisa reluciente y llena de vida, sino que estaba algo más apagada.

Salió de la habitación cerrando la puerta sin apenas hacer ruido. Nos miramos todas, pero nadie pronunció ni una palabra.

- ¿De qué piensas que quiere hablar mi hermano contigo, Auro? – le pregunté.
- No tengo ni idea, si quieres que te diga la verdad, porque ayer pasó de mí durante toda la noche. Casi no me dirigió la palabra y no estuvimos ni un momento a solas. Así que…
- No sé. Algo importante tendrá que decirte cuando no ha podido esperar a mañana para decírtelo.
- Miedo me da. Estaba muy serio. Era algo importante, y creo que no era nada bueno. Seguro que ya no quiere intentarlo conmigo, y no quiere saber nada más de mí.
- No digas eso, Auro, porque sabes que no. Querrá contarte otra cosa, pero eso no creo que sea.
- Espero que no.

Safe Creative #1005046195733