viernes, 4 de septiembre de 2009

Domingo de resaca

Al levantarme todo me daba vueltas. No entendía el por qué, si cuando me acosté se me había pasado todo la borrachera que tuve durante todo el día.
Como pude, intenté levantarme, pero con tan mala suerte que aterricé en el suelo. Me di un buen golpe. Estuve en el suelo un par de minutos. Cuando me hice el ánimo me levanté y me fui directa al baño. Tenía una resaca como nunca antes había tenido. Me lavé la cara con abundante agua, pero el dolor de cabeza y el mareo no desaparecieron.
Me fui de nuevo a la cama a tumbarme. No me iba a levantar en todo el día. Le pondría a mi madre cualquier excusa, aunque ella no era tonta, y sabía lo que me pasaba. Pensé que seguramente, no sería la única que estaría así. Mis hermanos estarían por un estilo. Eso alegró mi cara.

A la hora de la comida, mi madre apareció por mi cuarto. Le dije que no me encontraba del todo bien. “La resaca, ¿verdad?” fue lo que me dijo. Yo asentí con la cabeza. Resopló y bajó a la cocina. Poco después se presentó en mi cuarto con un cuenco de sopa bien caliente. Lo agradecí. Mi madre era una bellísima persona, y aunque se enfadara de vez en cuando con nosotros porque no hacíamos bien las cosas, nos cuidaba y nos quería demasiado, para mi opinión. Pero en ese momento agradecí ese cuidado.

Sobre las seis de la tarde oí que alguien llamó al timbre. Supuse que sería algún amigo de Isaac o de Carla, pero cambié de opinión cuando ese alguien tocó a la puerta de mi habitación. Me alegré mucho cuando vi que ese alguien eran Auro y Nanni.
- Chicas. – dije mientras me sentaba en la cama.
- Hola, L. ¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras? – empezó diciendo Nanni. – Nos ha dicho tu madre que en todo el día no te has levantado de la cama.
- No, me encuentro algo mal. Ya sabes…la resaca. – dije bebiendo un buen trago de agua de una botella que tenía al lado de la cama.
- Espero que mañana estés mejor, porque tienes que hacer frente a lo que te venga.
- Lo sé, lo sé. Pero tengo algo de miedo. Ya sabéis lo que paso con Edgar.
- Si, si lo sé. – dijo Auro. – Me lo ha contado Nanni. Leire, ya te dije que podrías perder la apuesta, y que Fanny era capaz de hacer cualquier cosa para intentar ganarte. Y como ves, ha conseguido lo que quería. Ahora tendrás que olvidarte de Edgar.
- No, esto no va a acabar aquí. Yo, antes que nada, tengo que hablar con Edgar. Yo pensaba, por las cosas que me decía, y por como actuaba conmigo, que algo sentía por mí. No sé el qué, pero algo seguro. Por lo menos atracción. Y no me puedo creer, que de buenas a primeras se lié con Fanny.
- L, sabes que Edgar es así. Le da un calentón, y la da igual la chica que tenga enfrente. Esta vez fue Fanny, y mira, eso que se llevó ella. – dijo Auro.
- Joder, si lo malo es que sé cómo es Edgar de verdad. Pero me sigue gustando, no puedo remediarlo. Tiene algo que me vuelve loca.
- Pues creo que ya es hora de que te vayas olvidando de él, ¿no crees? Te podrías fijar ahora en… ¿qué tal Eloy? Parece un buen chico. – dijo Auro. Ella no sabía que me había liado con Eloy, pero viendo la forma en la que hablaba de él, supuse que Nanni le había informado de todo.
- Eloy me trato muy bien. Es un buen chico. Pero como es algo mayor, tengo miedo de que vaya por lo que van todos los tíos. Y cuando vea que no se lo doy, se marche y me deje con el corazón roto. Tengo miedo de que me empiece a gustar otro chico. Tengo miedo de volver a enamorarme. Ya me he equivocado una vez, y no quiero volver a sufrir otra vez.
- Leire, la batalla no está del todo perdida. – dijo Nanni. – Aún puedes seguir luchando por Edgar, aunque sea algo… ¿ligoncete? Pero bueno, puede que cambie y se haga responsable.
- No creo Nanni. – comentó Auro. – El que es así, no cambia.

Me quedé pensativa. No quería seguir hablando de ese tema. Cada vez que pronunciaba el nombre de Edgar me venía a la cabeza la imagen de él, junto a Fanny, encima de la cama besándose apasionadamente. Yo me había liado con Eloy para intentar quitarme de la cabeza a Edgar, pero había sido peor el remedio que la enfermedad. Ahora el lio que presentaba en mi cabeza, era mucho mayor.
Intenté cambiar el tema hablando de Isaac. Auro enseguida empezó a comentar lo bueno que había sido Isaac el día anterior con ella. Nos comentó que había estado durante toda la tarde con ella, cuidándola. Me pareció muy romántico. Auro nos contó que mañana hablaría con él. Quería intentar salir con él. Estaba demasiado colgada de él como para desaprovechar una oportunidad tan clara.

Cerca de las nueve de la noche, se fueron las dos de mi casa. Me había gustado mucho que mis amigas vinieran a verme. Me vino a la cabeza lo mal que me había portado con ellas cuando empecé a juntarme con Fanny y sus amigas. Y ellas, me perdonaron sin decirme nada más. Estaba muy contenta de tenerlas como amigas. Sabía que pasara lo que pasase, ellas siempre estarían a mi lado. Yo, esperaba no fallarles de nuevo.

Le comenté a mi madre que no quería cenar. No había visto a mis hermanos en todo el día, pero la verdad es que no me apetecía saber nada de ellos. Seguro que se habían enterado ya de que me había besado con Eloy y querían saber todos los detalles al respecto. “Mañana se lo contaré todo” pensé mientras me acomodaba en la cama dispuesta a dormir.

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Y no pareis de pasaros por "La Dura Vida de Jess" La novela se pone interesante.