jueves, 4 de noviembre de 2010

¡Bah! Paso de ti.

El capítulo de hoy es más largo de lo habitual por una cosa: Mañana día 5 de Noviembre es el cumpleaños de Maria Jose Sabogal (más conocida como Majo). Cumple 14 años.¡MUCHAS FELICIDADES MAJO! Pensarás: ¿De quién ha sido esta idea? Muy sencillo: dale las gracias a tu amiga Male. Fue ella la que contactó conmigo por Twitter y me dijo que te diera esta pequeña sorpresa. Espero que te haya gustado. Un beso muy fuerte y disfruta de tu día :)


Ahora os dejo con el capítulo de hoy:



Me quedé pensando. ¿Cynthia tenía razón y aún me importaba que Edgar se enterara de que estaba saliendo con otros chicos? ¡Y qué más daba! Él estaba saliendo con Fanny. Además, después de todo lo que me había dicho no quería saber nada más de él.

- Chicos. – Empezó diciendo Dafne. - ¿Este sábado vamos a hacer algo?
- Claro, como todos los sábados. – añadió Edgar. – Irnos al parque a hacer botellón, ¿no? ¿O tenéis en mente hacer algo distinto? Porque la verdad es que estaría bastante bien. – por una vez, estaba de acuerdo con él.
- Joder, yo no sé que os ha dado ahora con hacer cosas diferentes. – Cynthia metió baza. – Siempre hemos estado haciendo lo mismo, y nadie se ha quejado, y ahora…
- Que yo sepa, nadie ha dicho nada más. – dijo Ben.
- Claro que no. – Cynthia me miró, pero yo no dije nada. – Bueno, pues si queréis hacer algo diferente, por lo menos proponer algo.
- Yo por mí, nos iríamos al parque a hacer botellón y después al Diamonds. – dijo Auro. – Ese pub no está nada mal. Y nos dejan entrar, que es lo importante.
- Yo voto por esa idea. – comentó Isaac.
- Claro, como lo ha dicho tu novia pues… - dijo Edgar con rin tintín.
- Pues sí, ¿y qué? ¿Tienes algún problema? - apuntó Isaac.
- Venga chicos, tengamos la fiesta en paz. – interrumpió Dafne. – A mí también me parece una buena idea.
- Decidido. – indicó Nanni. – El sábado al parque y después al Diamonds. Ya no hay nada más que hablar.
- Ya se lo diré a Hugo, y también a Dani. – añadió Carla. – Y tú Dafne díselo a Eloy, para que lo sepa.
- De acuerdo. – asintió Dafne.
- Y yo se lo diré a Fanny y a sus amigas. – todos nos giramos hacia Edgar. A ninguno de nosotros nos caía bien Fanny.
- ¿Fanny? – dije con cara de asco. - ¿Vas a invitar a Fanny?
- Por supuesto. Es mi novia. ¿Qué te has creído, niñata?
- ¡Eh! Perdona. – dije levantándome de la silla. – Que yo en ningún momento te he insultado, ¿vale?
- Yo tampoco te he insultado, solo he dicho la verdad. – sonrió maliciosamente.
- Vete a la mierda. – me senté enfurecida. No tenía sentido seguir discutiendo con él.
- ¡Bah! Paso de ti. Me piro, tíos.

Después de decir esas palabras, Edgar se levantó de su silla, y se fue directamente a la mesa donde estaba Fanny y sus amigas, y se sentó al lado suya después de darle un beso bastante largo en la boca.

- ¿Aún estáis así? – preguntó Dafne.
- Claro que aún estamos así. – aclaré. – Después de todo lo que me dijo el sábado pasado, como para estar de buenas con él.
- Yo no sé lo que le pasa. – comentó Ben. – Desde que está con Fanny, ha cambiado bastante, y para mal. Nada le parece bien, y pega unas contestaciones que antes no las decía ni en broma.
- Ya. Es que él es así de especial. – añadió Carla.

Ninguno comentó nada más respecto al tema de Edgar. Giré mi cabeza hacia atrás, y allí estaba él sonriendo y hablando tranquilamente con Fanny y todas sus secuaces. La rabia y la ira me comían por dentro. Me daban ganas de levantarme y darle una buena bofetada con la mano abierta en toda su bonita cara.

Pero de repente, vino a mí un recuerdo muy hermoso: nuestro primer beso. Lo recordaba perfectamente. Había sido en mi casa, en mi habitación. Fue aquel día en que invitamos a todos a casa para ver una película. Él quería salir conmigo, y me dio un beso para ver si me decidía. Había sido tan bonito, y tan especial…y sobretodo lleno de sentimientos.

Volví en si. Todos se habían levantado de sus sillas. Al parecer acababa de tocar el timbre y todos se dirigían hacia las clases. Nos despedimos y cada uno se fue hacia su destino.

Al salir de las clases, les pregunté a mis amigas si les apetecía hacer algo por la tarde, siempre que no quedaran con sus respectivos novios, claro.

- No, yo no he quedado con Eric. ¿Y tú Auro? – la aludida negó con la cabeza. – ¡Esta tarde estamos libres! – dijo Nanni levantando las manos en señal de jubilo.
- Vosotras elegís. ¿Qué queréis hacer? A mí me da lo mismo, con tal de estar un rato con vosotras y de hablar de cualquier cosa…
- No sé… ¿quedamos en el parque a las seis y allí ya decidimos qué hacer? – propuso Auro.
- Vale. Allí os veo. – dijo Nanni. –Yo me voy con Eric, que me está esperando en el coche. Hasta luego, L. Adiós, A.
- Hasta luego. – contestamos Auro y yo al unísono.

Vimos como Nanni salía apresuradamente de clase. Auro y yo, algo más tranquilas, nos dirigimos hacia el exterior del instituto. Fuera, ya estaba Isaac esperándonos. Bueno, más bien esperándola. Se dieron un prolongado beso, mientras yo disimulaba y miraba hacia otro lado, aunque ellos no se sentían intimidados aunque miles de personas los miraran fijamente.

Llegamos a casa un poco más tarde de lo normal, porque Isaac se había empeñado en acompañar a Auro hasta su casa, aunque ella le había repetido millones de veces que no hacía falta, que se sabía perfectamente el camino. Pero Isaac insistió tanto, que ella, al final, tuvo que aceptar sin protestar.

Comimos espaguetis. Me encantaba como los hacía mi madre. Siempre había intentado que me salieran como a ella, pero nunca lo había conseguido, y creo que nunca lo iba a conseguir.

Sobre las cinco y media de la tarde, alguien llamó a la puerta principal de la casa. Yo, que estaba en el salón viendo la tele, me tuve que levantar a abrir. Y en la puerta me encontré a Hugo.

- Hola Hugo. – dije invitándole a pasar. - ¿Cómo estás?
- Muy bien, pero esa pregunta tendría que hacértela yo. ¿Cómo estás después de lo del sábado?
- Mucho mejor, casi ni me acuerdo. –mentí. Quería cambiar rápido de conversación.
- Me alegro. ¿Está tu hermana?
- Si, claro. Está arriba. Sube.
- Vale. Gracias.

Me sonrió y vi como Hugo subía las escaleras directo al cuarto de mi hermana. Carla y él quedaban todas las tardes. A veces en casa de él, otras veces en mi casa, y otras, salían fuera a dar un paseo por el barrio o se iban al centro comercial. Y al parecer, hoy tocaba que él viniera a casa.

Subí las escaleras y me fui a la habitación, en busca de mis llaves y de mi móvil. Ya casi eran las seis de la tarde y no quería llegar tarde a la cita con mis amigas.

Bajé las escaleras casi de dos en dos, me despedí de mi madre que estaba en la cocina intentando hacer un pastel que estaba leyendo en un libro de cocina, y me fui.


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