martes, 23 de noviembre de 2010

Tú y yo solo somos amigos, ¿o no?

Cuando llegué a casa, dejé todas mis cosas en la habitación y bajé a comer. Mis hermanos estaban cada vez más contentos. Parecían personas diferentes. Me alegraba tanto por ellos… aunque en cierta manera también sentía lástima por mí. Todos mis amigos con parejas, o casi, y yo soltera y entera, como se suele decir en estos casos. Pero bueno, así era como se estaba presentando mi vida, así debía afrontarla. No debía darles más vueltas. Seguro que en cuanto menos me lo esperaba, saldría la persona que de verdad me quisiera y me respetara.

Subí a mi cuarto a hacer los deberes. Había quedado a las seis con Dani y quería dejarme todo hecho, para no tener preocupaciones ajenas en la cabeza. Aunque me costó bastante concentrarme. Tenía muchas ganas de quedar con Dani. Hacía un par de días que no lo veía, y siempre se había portado genial conmigo. Le tenía mucho cariño.

Pronto fueron las seis de la tarde, y oí como llamaron al timbre. Bajé las escaleras de mi casa de dos en dos, pero alguien ya había abierto la puerta. Se me habían adelantado. Carla estaba enfrente de Dani hablando tranquilamente. Pronto recordé que ellos habían estado una época saliendo, aunque desconocía el tiempo exacto de su relación.

- Hola Dani. – dije mientras apartaba a mi hermana con una mano. - ¿Nos vamos?
- Hola Leire. Claro. Cuando tú quieras. – me sonrió. – Bueno, Carla, me alegro de volver a verte. – le acarició uno de sus brazos.
- Lo mismo digo. ¿Este sábado nos vemos, no?
- Si, por supuesto. – volvió a sonreír.
- Bueno…Carla… nos vamos a dar una vuelta. Vendré a cenar.
- Adiós chicos. Tened cuidado. – Carla cerró la puerta cuando yo salí.
- Bueno… ¿qué tal estás, miedica? – rió.
- Vete a la mierda. – le di una pequeña palmada en su bronceado y fuerte brazo. – Bien, esperándote. Aunque has llegado unos minutos tarde, ¿eh?
- De eso nada. Ha sido tu hermana que me ha entretenido. – dijo entre sonrisas.
- Sí, se le da genial coquetear, porque ha estado coqueteando contigo.
- ¿Enserio? Yo no me he dado cuenta. Simplemente, hemos estado hablando de cómo le iba con Hugo, nada más.
- ¡Ah! – respiré profundamente. ¡Qué alivio! – Parece que les va muy bien. – aclaré para dejarle las cosas claras de que con mi hermana no tenía oportunidad.
- Sí, eso me ha dicho. Y me alegro un montón por ella, porque es buena chica.
- ¿Entonces por qué lo dejaste con ella? – giró su cabeza hacia mí. Estaba serio.
- ¿Y tú cómo sabes eso?
- Simplemente lo sé.

Acabábamos de llegar al Tomato. Entramos y nos sentamos en la primera mesa que vimos libre. Al ser jueves, el bar estaba lleno de universitarios tomándose cervezas sin parar, aunque también conocí a bastante gente de mi instituto.

- ¿Qué vas a querer? – me preguntó.
- Una coca-cola zero, por favor.
- Vale. – Dani se levantó de la mesa y vi como se iba a la barra a pedir. Robert estaba demasiado ocupado, y vio conveniente ir a pedir las cosas a la barra. En un par de minutos, Dani estaba de vuelta con una coca-cola zero y una cerveza para él. – Aquí tienes.
- Gracias. – bebí un sorbo del vaso. Él hizo lo mismo.
- Bueno… ¿dónde habíamos dejado la conversación? – hizo como que lo pensaba, aunque sabía perfectamente dónde la había dejado. - ¡Ah, sí! ¿Cómo sabías que yo había estado con Carla?
- Porque aquí una se entera de todo. – sonreí. - También sé que estuviste con Fanny antes de estar con mi hermana, y de que te liaste con Dafne en la casa de los abuelos de Edgar.
- ¡Vaya! – puso cara de sorprendido. Realmente lo estaba. – Te sabes mejor mi vida que yo. – los dos reímos.
- No, pero ya sabes que en un grupo la gente comenta, y… pues te enteras de todo.
- Sí, lo sé. Porque yo sé que te liaste con Eloy en la “gran fiesta” de Edgar, y que luego estuviste a punto de salir con Edgar, pero al final no fue nada, porque él decidió irse con la peor persona que había en el mundo.
- Claro, con tu ex. – bebí otro sorbo mirándole fijamente a los ojos. Le había pillado.
- Sí, bueno… eso es pasado. Y no quiero recordarlo. Lo mejor que he hecho en mi vida ha sido dejarlo con ella. La quería bastante, pero llegó a hacerme la vida imposible. Me ha costado, pero por fin puedo decir que ha desaparecido de mi vida por completo, aunque de vez en cuando tengo que verla, pero bueno… no hablo con ella.
- Me alegro de que todo, al final, haya salido bien.
- Sí, la verdad es que sí. Y bueno… se me olvidaba algo. También sé que el sábado pasado te besaste en el Diamonds con un chico muy guapo y muy atractivo. – puso cara de interesante.
- Que creído eres, joder. – los dos reímos. – Sí, es verdad. Pero fue un simple beso entre amigos.
- ¿De verdad fue eso? Me gustaría tenerlo claro. – me quedé sin palabras. ¿Qué me estaba preguntando? ¿Me estaba pidiendo que le dijera si lo consideraba algo más que amigos?
- Pues, la verdad Dani…
- ¡Que es broma, Leire! – empezó a reírse a carcajadas. Yo me quedé seria. No entendía nada de nada. – Lo siento, pero es que lo tenía a huevo. – seguía riéndose.
- ¡Ya te vale! – por fin lo entendí. Me quedé aliviada, porque no hubiera sabido que contestarle. Bebí coca-cola. Lo necesitaba.
- Te he asustado, ¿eh? – dijo bebiendo él también de su vaso.
- Sí, y mucho. Me he quedado a cuadros.
- Lo sé, por eso te he dicho enseguida que era una broma.
- Pues no lo vuelvas a hacer, por favor te lo pido. No me ha sentado nada bien.
- Lo siento. Perdóname, por favor. Ha sido solo una broma.
- Está bien. – le sonreí. Él hizo lo mismo.

Menos mal que todo había sido una broma. ¿Y si no lo hubiera sido? ¿Qué le hubiera contestado? No lo tenía del todo claro. Pero… ¿de verdad era una broma?

- Tú y yo solo somos amigos, ¿o no? – dijo de repente Dani.
- ¡Claro! Solo amigos. – sonreí, aunque me costó un poco.



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