domingo, 26 de abril de 2009

Por culpa de las cervezas

Entramos en el primer bar que encontramos. Allí había gente bastante normal charlando, cenando, de copas... Nos sentamos en una mesa que había cerca de una pared. Enseguida vino un hombre a traernos una hoja donde ponía todo lo que ofrecían. La estuve ojeando de arriba abajo, pero me detuve con más detalle en la parte donde ponía todas las bebidas que ofrecían.
- No sé si nos pondrán problemas. – dijo Nanni.
- No creo que pongan ningún problema, aunque seamos menores.
- Espero que no nos pidan nada. – añadió Nanni.
- Entonces pedimos tres cervezas, ¿no?
- Me parece bien. – asentí decidida.

El hombre vino en poco tiempo. Le dijimos lo que queríamos, pero cuando le dijimos lo de las cervezas, no puso buena cara, pero se dio media vuelta y no dijo nada. A los pocos minutos teníamos encima de la mesa tres cervezas y de regalo nos trajo unos cacaos.
Espere a que ellas bebieran primero. No debía estar muy mala porque no pusieron caras extrañas.
- Que no pasa nada Leire, venga. – dijo Nanni.

Le di el primer sorbo. No estaba del todo mala, pero no me acababa de convencer. Prefería una coca-cola o cualquier otra cosa. Mis amigas me observaban como si de una película se tratase. Pero no les prestaba atención.
Estuvimos casi una hora en el bar. Nos pedimos una cerveza más cada una. Cuando nos íbamos a ir, me tuvieron que ayudar a levantarme porque yo sola no podía. Nanni y Auro se reían, pero era porque ellas tampoco iban muy bien, y les salía la risa floja. No podía entender como me había podido subir dos cervezas, era lo que la gente normal se tomaba para comer o cenar, pero claro, como nunca había bebido alcohol…
Andamos poco a poco hacía el parque. Por el camino nos encontramos a varios chicos que nos dijeron algo, pero no les entendí. Yo iba centrada en no caerme, ya que las piernas me fallaban.
Llegamos por fin al parque. El trayecto se me hizo interminable. Había muchísima gente en el parque. No solo mis hermanos y sus amigos, sino también más gente de otros institutos. Supuse que era el centro de reunión de todos los adolescentes de nuestras edades. Nos sentamos en unos de los bancos más apartados de todos. Rezaba para que mis hermanos no me vieran en esas condiciones. No era capaz ni de razonar si me preguntaban algo, y seguro que al final mamá se acabaría enterando. Pero en cierto modo, deseaba que me vieran, para ver si se acercaba Edgar a hablar conmigo, aunque sabía que era casi imposible.
- Madre mía, como está esto de gente. – oí que dijo Auro.
- Hoy se va a liar, y mucho. – dijo Nanni.

Yo no tenía ningunas ganas de que se liara ninguna. Tan solo tenía ganas de que aquello se me pasara rápido. No me encontraba nada bien. Mi cabeza me daba vueltas, y parecía que no tenía intención de parar nunca.

Safe Creative #0905193686058