jueves, 14 de octubre de 2010

Nombre poco común.

Y ahí estaba yo, pensando en lo que Fanny me acababa de decir. ¿Insignificante? ¿Yo? La verdad es que no me lo consideraba. Sabía perfectamente que me lo había dicho para fastidiarme y para hacerme sentir peor de lo que estaba.

Alguien abrió de nuevo la puerta del baño. Esta vez no era Fanny, sino Auro. En cuanto me vio, vino y me abrazó. Ella sabía perfectamente que me pasaba algo. Me conocía muy bien aunque Nanni me la presentara hacia un mes.

- ¿Qué te pasa, Leire? Cuéntamelo todo. – dijo una vez nos separamos.
- Sé que en cuanto te lo diga, te vas a enfadar.
- No, ya verás como no. Pero cuéntamelo. No me gusta verte así. ¿Ha pasado algo con Fanny o con Edgar?
- No, no es por ellos. Esta vez no.
- ¿Entonces? – preguntó intrigada.
- Es por… vosotras. Bueno, por ti y por Nanni.
- ¿Qué te hemos hecho nosotras? Si siempre estamos intentando ayudarte en todo.
- Sí, lo sé. Pero es que hoy estoy un poco embajonada, y no sé por qué. Os he visto, tú con mi hermano y Nanni con Eric y me he sentido sola.
- ¡Pero si no te hemos dejado sola en ningún momento! – dijo exaltada.
- No, directamente, pero ahora cuando estábamos en la cafetería, tú te has sentado con Isaac y Nanni con Eric. Y yo me he quedado sin sitio. Me he encontrado desplazada y mal y me he ido.
- Lo siento, no lo hemos hecho aposta. De echo, si había sitio. Solo tenías que haberte cogido una silla y haberte sentado con nosotras.
- Ya. Sé que he exagerado un poco la situación, pero es como la he visto y la he vivido en ese momento. Pero es que, vosotras sabéis perfectamente que ahora estoy mal por todo lo que me ha pasado con Edgar. Deberíais ayudarme.
- ¡Pero si es lo que estamos haciendo! Mira, creo que ahora estás un poco cegada y estás sacando las cosas de quicio. Nosotras vamos a estar en la cafetería con todos los demás, en cuanto te tranquilices, vas ¿vale?
- De acuerdo. – acepté.

Auro salió del baño como Fanny había hecho hacía unos diez minutos atrás.
¿De verdad estaba cegada y estaba sacando las cosas de quicio, como me había dicho Auro? Ella estaba viendo las cosas desde otra perspectiva. A lo mejor tenía razón, aunque yo no lo veía así.

Me eché agua de nuevo en la cara, respiré hondo un par de veces y salí del baño con la cabeza gacha. Me topé con alguien.

Levanté la cabeza y vi a alguien que no conocía. Su cara me era familiar, pero no tenía el placer de conocerle. Era un chico alto, moreno con los ojos marrones claros. Más o menos tendría la edad de Edgar o quizá la de Eric.

- Lo siento. He salido rápido del baño y no te he visto. Perdona. – le dije mientras le tocaba el hombro en señal de disculpa.
- No pasa nada. Yo también iba un poco pensando en mis cosas y no me he dado cuenta de que salías en ese momento del baño. – me sonrió. Tenía unos dientes relucientes y una sonrisa bonita. – Por cierto, ¿cómo te llamas?
- Soy Leire. – sonreí. – ¿Y tú nombre?
- Mi nombre es Mark. Por cierto, tienes un nombre poco común.
- El tuyo tampoco es muy normal, que digamos. – ambos reímos por la estupidez de nuestra conversación. – Oye, ¿a qué curso vas? Es que tu cara me suena, pero no sé de qué.
- Te sonará de verme por aquí por el instituto. Voy a 1º Bachiller.
- ¡Ah! Como mi hermano. ¿Lo conoces? Se llama Isaac.
- Sí, claro que lo conozco, como no. Es de lo más popular que hay en el instituto. Entonces también serás hermana de Carla, claro.
- Por supuesto. – sonreí. – Que también es de lo más popular que hay en el instituto. Y luego estoy yo.
- ¿Qué pasa contigo? – preguntó intrigado.
- Pues que yo soy de lo más normal y paso más bien desapercibida.
- Como yo, entonces. – sonreímos.
- Bueno Mark, yo me voy a ir que mis amigos me están esperando.
- Espero verte algún día por el instituto, Leire.
- Lo mismo digo.

Él entró en el cuarto de baño de los chicos y yo me dirigí hacia la cafetería. La cara de Mark me era muy familiar. Como él había dicho, seguramente nos habíamos topado por el instituto en innumerables ocasiones. Éramos muchos y era casi imposible conocer a todo el mundo.

Al llegar a la cafetería, todos los del grupo se me quedaron mirando. Cogí una silla de una mesa próxima y me senté con ella. Nadie dijo nada, aunque Auro y Nanni se me quedaron mirando con una mirada que hablaba por si sola. Yo, simplemente, agaché la cabeza.

Enseguida tocó el timbre y nos dirigimos todos a clase, y con ello mi pesadilla. Me senté en el mismo sitio, por lo que seguía teniendo a Edgar detrás junto con Ben. Me puse nerviosa, no pude remediarlo. Me seguía poniendo nerviosa, aunque ya no nos habláramos, ni siquiera nos miráramos. Sentía, también, la mirada de Fanny en mí, sin que la apartara ni un momento. ¿Acaso no se fiaba de mí? Edgar ya era suyo, de su propiedad. ¿Por qué seguía sin dejarme en paz? ¿Por qué seguía agobiándome? ¿Por qué seguía haciéndome la vida imposible? Por más que me formulara estas preguntas en la cabeza, no encontraba respuestas para ellas.

Cuando por fin acabaron las clases, recogí todas mis cosas de la mesa y las guardé en la mochila sin ningún orden. Quería salir de allí lo antes posible. Cogí la mochila del asa y me dirigí hacia la puerta aunque Cynthia, llamándome desde su sitio, hizo que retrocediera sobre mis pasos.

- ¿Qué ocurre? – le pregunté.
- ¿Te apetece que hagamos algo esta tarde?
- ¿Tú y yo? ¿Y eso? – me estaba resultando algo raro lo que Cynthia me estaba proponiendo.
- Sí, tú y yo. Es que últimamente todos los demás están muy ocupadas: Carla con Hugo, Dafne con Eloy…
- Auro con Isaac, Nanni con Eric…
- Vaya, entonces me comprendes mejor de lo que pensaba. – dijo sonriendo.
- Si, te entiendo bastante bien. Pues por mi bien, ¿qué quieres que hagamos? ¿qué te apetece?
- No sé. Podríamos ir a algún bar a tomarnos algo y a pasar la tarde.
- Vale. ¿Quedamos sobre las seis?
- De acuerdo. Pues a las seis en el parque, ¿vale?
- Hecho. – le sonreí.

Me di media vuelta y salí de clase. Auro y Nanni estaban en la puerta esperándome. Me resultó raro que Isaac y Eric no estuvieran con ellas.

- No están porque queríamos acompañarte nosotras a casa. – dijo de repente Nanni.
- ¿Perdona? – dije yo un poco sorprendida.
- Que les hemos dicho a Eric y a Isaac que se fueran, que nosotras hoy nos íbamos contigo.
- ¿Y por qué me decís esto? Yo no he dicho nada.
- No has dicho nada, pero te conocemos y te lo vemos en la cara. – dijo Auro. – No queremos que vuelvas a pensar a pensar que te dejamos de lado, porque sabes que no es así.
- Esta conversación ya la hemos tenido Auro, y creo que ha quedado suficientemente claro.
- Sí, pero era para recordártelo. Por si acaso. – añadió.
- Oye, ¿y de qué estabas hablando con Cynthia? – preguntó Nanni.
- Hemos quedado las dos esta tarde para ir a un bar a tomarnos algo, pero si os queréis venir, os venís, que no pasa nada. Es que he supuesto que ibais a quedar con vuestros chicos.
- Pues has supuesto mal. – dijo Nanni. – Pero no pasa nada. Vete con Cynthia.

Salimos del instituto. La tensión que había entre nosotras se podía cortar con un cuchillo. Sabía perfectamente que ellas se habían mosqueado conmigo por haber quedado con Cynthia y no haberles dicho nada. Pero yo también tenía motivo para estar molesta, y no lo estaba.

Todo el camino hacia nuestras casas nos lo pasamos en silencio. Al llegar nos despedimos con un frío “adiós”, y cada una se fue hacia sus respectivas casas.

Safe Creative #1010077523776