domingo, 31 de mayo de 2009

Eso no está nada bien

Salimos del baño. La gente estaba por los pasillos. Iba a ser un poco difícil escaparse del instituto, porque siempre había alguien en conserjería que vigilaba la entrada. Nos escondimos detrás de una columna, donde nos reunimos con las demás. La gente estaba empezando a entrar en las clases. Teníamos que pensar un plan pronto. Se me ocurrió decirle a la chica que estaba allí que si me podía hacer una fotocopias, y en el momento en el que se girara para atender el recado que le había mandado, salir del instituto. Y fue lo que hice.

En cinco minutos estábamos fuera. Nunca había echo nada por el estilo, pero había sido muy excitante. Nos dirigimos hacia el centro comercial. Íbamos cargadas con las mochilas, y la gente se nos quedaba mirando extrañadas, ya que no era normal que cuatro chicas estuvieran a esas horas por la calle y con mochilas, ya que deberían estar en el instituto.
Cuando llegamos al centro comercial, aún era un poco pronto para comer, por lo que entramos en una tienda de complementos. Cada una, al entrar, se fue por un lado diferente, y yo me quedé en la entrada de la tienda sin saber que hacer. Busqué a Fanny con la mirada, la encontré y me dirigí hacia ella. Vi como cogía unos pendientes, y se los metía en la mochila sin que la dependienta se diera cuenta.
- ¿Qué haces, Fanny? – eso para mi era robar.
- Tomar prestado esto. No puedo comprármelo, porque os tengo que invitar a comer.
- Pues yo te lo compro. – le dije sacando el monedero.
- No hace falta. Sal fuera de la tienda y espéranos en un banco. En cinco minutos estaremos allí. – no me hizo gracia que robaran, y menos unos pendientes que apenas valían dinero. – Te prometo que te llevaré algo.

Me salí de la tienda como me había dicho, porque no quería meterme en ningún lío, y menos que me acusaran de ser cómplice de un robo. Al sentarme en el banco que estaba cerca de la tienda, noté que había algo en mi bolsillo derecho. Metí la mano y saqué el cigarro que Fanny me había ofrecido en el baño. “¿Qué hago yo ahora con esto?”. Abrí el bolsillo pequeño de mi mochila y lo metí ahí. Cuando dirigí de nuevo la mirada hacia la tienda, vi que ya estaban saliendo de ella a paso un poco ligero. Me levanté, y cuando me acerqué a ellas me dijo Jess que no me detuviera, que nos íbamos directamente a comer.
Por el camino, Fanny sacó un par de pendientes que había robado de la tienda, junto con tres anillos y dos diademas de color blancas. Las demás, hicieron lo mismo, y pude comprobar que también habían robado las diademas del mismo color.
- Por eso siempre vais conjuntadas, ¿no? – pregunté.
- Claro, y no nos gastamos nada de dinero en estas tonterías. – me dijo Fanny mientras se ponía uno de los anillos y se lo miraba para ver que tal le quedaba. – Me queda genial. Por cierto Leire, esto es para ti. – me dio unos aros de color plata, un anillo sencillo pero bonito y la diadema.
- Gracias Fanny, pero no puedo aceptar nada que haya sido robado. Lo siento. – no podía.
- No pasa nada, Leire. De todas formas, la de la tienda gana con lo que vende. – lo cogí porque empezaba a sentirme algo presionada. – Pero la próxima vez te coges tú tus propias cosas, ¿eh? – se rió.
- Si, claro… - miré al suelo.

Todas se pusieron la diadema en la cabeza, y yo hice lo mismo. Iba de blanco ese día, por lo que no me quedaba del todo mal.
Me acordé de que no le había dicho a Isaac que no me esperara, que no iba a casa a comer, por lo que le mandé un mensaje. A los pocos minutos tenía una contestación suya en la que decía que no le parecía bien que siempre estuviera por ahí. Pero hoy era un día especial.

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